Contra nuestra voluntad

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Bakugou Katsuki, desposaras a un omega humano para así poner fin a esta guerra entre humanos y licántropos. La ceremonia se realizará el día de mañana al anochecer, como es costumbre de nuestro clan, el omega llegara acompañado de una comitiva humana la cual se retirará una vez finalice la ceremonia. ― Fue la noticia dada por el rey a un alfa rubio cenizo.

― Si su majestad― ¿Porque entre todos los alfas del clan tuve que ser yo? ¿Es Porque soy el príncipe? Es lo más probable pero, ¿con un omega humano? debe estar bromeando, esto va a ser un desastre.

Dentro del reino humano un omega se encontraba siendo informado sobre de cómo tendrá que vivir de hoy en adelante en el reino licántropo.

― Padre, por favor no puede hacerme esto, yo decidí unirme con Todoroki Shouto el es mi pareja destinada, por favor no puede hacerme esto.
―Izuku, lo siento
―¿Por qué?, ¿por qué entre todos tuve que ser yo el elegido? Porque cuando pensé que al fin había acabado todo ― el peliverde se encontraba llorando.

― Así fue decidido Izuku, eres el único omega que es parte del linaje real, si deseamos que esta guerra termine, necesitamos realizar esta unión, la ceremonia se llevará acabo mañana por la noche. Todoroki Shouto ha aceptado nuestra decisión.

― Mientes, el no pudo haber aceptado, es mentira, necesito hablar con él― hablo desesperado por lo que estaba pasando, hace unos días recuerda estar hablando con Todoroki sobre del como se estaba buscando maneras de poner fin a la guerra y ahora pasa esto.

― ¡IZUKU!, no hay de otra, ¡¿acaso deseas que está guerra continúe?! Hemos perdido muchas vidas en esta guerra y con esta unión daremos por finalizado todo esto, ya deja de ser egoísta, tú sabes que al ser un príncipe es tu responsabilidad poner a tu gente antes que a ti.

Y dicho eso, mi padre se retiró dejándome solo, la noche paso rápido al igual que el día, Todoroki en todo el día no se presentó frente a mí, ni siquiera tenía permitido despedirme o decir algo a mis amigos, ni siquiera pude despedirme de buena manera de mi madre solo porque ella no pertenecía a la realeza, podía sentir como las cosas me estaban ahogando sin poder procesar todo lo que estaba pasando de un día a otro.
Podía sentir como había gente a mi alrededor ocupados haciendo todo lo posible para que yo estuviera listo para partir, una carroza, personas vestidas de color esmeralda ¿realmente estaba pasando todo esto?

Un grupo selecto acompaño la carroza en la cual se encontraba un omega en camino al Reino licántropo para la ceremonia de unión. Las puertas del Reino licántropo fueron abiertas y por primera vez después de muchos años un grupo de humanos  volvieron a caminar más allá de esas murallas que siempre se encontraban protegidas por licántropos.

El peliverde bajo de la carroza donde desde la entrada del castillo hasta el lugar donde se realizaría la ceremonia tendría que ir caminado para así ser observado por todos los del Reino, la comitiva se encontraba siguiendo los pasos de aquel omega peliverde el cual se encontraba siendo guiado por un muchacho de pelo rojizo, se escuchaba murmullos, hablaban de omega, sabían que era un humano, lo estaban juzgando sin siquiera conocerlo. Y cuando por fin llegó al lugar lo vio, vio a aquella persona con la cual tendría que sellar una unió, aquella  persona que al igual que él había sido elegido para poner fin a esta guerra.

Siguió caminando, y al igual que él, el otro lo miro, y vio como unos ojos color rubí lo miraba a con intensidad podía sentir su mirada  penetrante y desafiante , parecía decirle, tú, un humano. Un repugnante omega humano. Cuando se puso a su lado no pudieron dirigirse ni una palabra sin embargo estaba ahí, siendo enlazados contra su voluntad.

La ceremonia acabo, y la comitiva humana partió. Dejándolo solo, solo en ese lugar lleno de seres licántropos. Los enlazados fueron dirigidos a una habitación donde fueron dejados solos. El peliverde tenía miedo, tenía miedo hasta de moverse cuando su pareja al fin hablo.

― Eres repugnante ― fue lo primero que le dijo, el peliverde simplemente no supo cómo reaccionar a esas palabras. ― Los humanos me dan asco, si fuera por mí los desaparecía a todos. Sé que eres un omega, y para que todo esto acabe debo marcarte.

Y por fin Izuku reaccionó a aquellas palabras ― No ― comentó ― No puedes marcarme.

Tales palabras dejaron un tanto pensativo pues el omega seguro estaba al tanto de todo lo que tendría que pasar  ― Claro que puedo, puedo hacer lo que sea contigo, pero la sola idea de marcarte y hacerte mi pareja de por vida me da asco. Yo un alfa del clan de lobos enlazado con un insignificante omega humano. Yo quien puede tener a la mejor omega de este clan y ahora unido con alguien como tú. ― escupió palabras tan crueles sin tener ningún tipo de consideración.

― Veo que me odias, no eres el único, ¿crees que lo que está pasando es de mi agrado? tenía a mi pareja destinada, y ahora me encuentro en este lugar solo con alguien como tú.

El alfa al escuchar aquellas palabras simplemente no puedo pudo evitar reír, pues al parecer a ninguno de los dos les gustaba todo esto ― Dentro de poco mi madre vendrá con una bebida para inducir tu celo y así completar el compromiso. Pero no te preocupes no pienso caer por las feromonas de alguien tan insignificante como tú.

Y como el lo dijo, una mujer de pelo rubio cenizo se hizo presente en la habitación, debía suponer que era la reina de este reino por el gran parecido que tenía con el príncipe, ella me miró y me ofreció una tasa con un líquido rojo, no quería probarlo pero la mujer me presionó y luego de haber ingerido ese líquido rojo me pidió recostarme en la cama donde de inmediato se retiró del lugar. El alfa del cual no conocía ni su nombre se encontraba leyendo un escrito ignorando mi presencia en el lugar y haciendo como si no existiera ahora mismo, ignorándome con su indiferencia. Supongo que era algo bueno para mí ya que quería olvidar que él estaba ahí conmigo, en la misma habitación.

No quería dormir, tenía miedo de lo que llegara a provocar ese líquido rojo en mí, no quería dormir pero no pude resistir. Y cuando desperté él se encontraba encima de mí, mirándome fijamente como un lobo hambriento, sus ojos rojizos, su respiración agitada. Lo sabía, sabía lo que estaba pasando y aun así no podía hacer nada, mi cuerpo lo deseaba, mi omega interno lo deseaba, deseaba a ese alfa. Deseaba ser marcado por ese alfa. Pronto perdería la cordura, como odiaba ser un omega y caer solo por mi instinto. Él se resistía al igual que yo pero al final mi omega y su alfa deseaban unirse aún en contra de nuestra voluntad.

Al final no pudimos resistir y nuestra voluntad sucumbió. Dejando al instinto ceder ante el placer. Y Ambos aún en contra de nuestra voluntad ahora nos encontramos totalmente enlazados. Podía sentir sus colmillos atravesando mi piel y sabia lo que significaba Aquella marca, aquella que debería ser hecho al y por la persona destinada ahora nos unía como una cadena de eterno sufrimiento.

Contra nuestra voluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora