CAPITULO VIII

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Debo encontrarte, no importa el riesgo que corra, te encontraré, y volveremos a estar juntos, estamos destinados a estar juntos. Nuestro destino nos lo dicta. Nada se debe interponer. Volveremos a estar juntos y esta vez será para siempre.

― Hola Todoroki estoy feliz de que estés de vuelta a esta parte del reino.― Saludo una muchacha pelicafé a un muchacho de ojos heterocromaticos.

― Cuanto tiempo Uraraka, espero que tengas listo lo que te pedí.― ambos se dispusieron a entrar al hogar de la muchacha.

― Si, está listo aunque la verdad fue costoso realizarlo. Tarde mucho, lo siento ― dijo mientras sacaba un montón de pequeños frascos de su estantería.

―Más de un año, realmente me hubiera gustado que no tomara tanto tiempo. Bueno esta hecho, dime como debo usarlo.

― lo primero― dijo mostrando un pequeño conjunto de frascos con líquidos de color rojo ― Debe ser ingerido cada semana, tienes  seis, cuatro para ti y dos para Izuku sería más rápido si fueras directamente pero lastimosamente tienes que evitar a todo licántropo. Tu aroma se desvanecerá pero al mismo tiempo si te encuentras a uno y no siente ningún aroma será extraño. ¡Ah! y este ― dijo mostrando un frasco pequeño con un líquido celeste.― este, solo debes usarlo en el día que estés en su capital donde esta Izuku. Te dará un aroma de lobo pero solo por 3 horas. Realmente tendrás que ser rápido, perdón pero es todo lo que pude preparar.

― Entiendo, realmente te agradezco la ayuda. Sé que aun estas en contra de lo que voy a hacer pero realmente ya no me importa nada. Izuku es mi destino.

― ¿Cuándo te irás? ― pregunto Uraraka mientras ordenaba sus cosas, había intentado hablar una y otra vez con Todoroki pero fue en vano, que podía hacer? Lo único que podía hacer es que mínimo no muriera al dar el primer paso dentro del reino licántropo pues el estaba decidido a ir con o sin su ayuda.

― Dentro de dos semanas. Sería extraño si desaparezco de la nada otra vez. También debo preparar lo necesario y de que hare después de salir con Izuku de ese reino.

― Sé que por mucho que te diga que es muy riesgoso no me harás caso.

― Lo siento.

― Solo, realmente espero que todo salga bien.

Todoroki se despidió y se fue del lugar dirigiéndose a su propio hogar. Antes solía vivir junto a su hermana pero casi toda su familia se había retirado a otros lugares del reino humano. Tampoco le importaba, sabía que estaban bien. El volver le costó mucho, realmente demasiado, ganarse nuevamente la confianza del rey y de algunos jefes militares para poder dejarlo volver. Fue difícil.

― ¿Qué haces? ― preguntó el pelirrubio cenizo al peliverde mientras lo veía intentar encender algo de fuego, ya estaba casi oscuro y solo se habían sentado sin decir nada.

― Yo... bueno hace frio y pensé en encender un poco de fuego...

― Pues hasta para eso eres un inútil. Ya deja, yo lo hago― dijo Katsuki quitándole las ramas y donde con una pequeña explosión creo unas llamas en las mismas.

― Eso... eso fue genial. No sabía que podías hacer eso. ―dijo asombrado el peliverde.

― Te asombrosas fácilmente, como en los humanos  algunos seres lican también tenemos algún podes especial. El mío es este. Puedo crear explosiones, no tan a menudo pero sí.

― ¡Eres genial Kacchan! ― ¿eh? ¿Acabo de decir Kacchan?― Lo, lo siento realmente no sé cómo paso, solo lo dije sin pensar.― se disculpó Izuku al decir tal apodo sin embargo al aparecer al lican le gusto. Ya lo escuchó llamarle así antes pero fue en momento de eufórica, donde el peliverde no estaba en todos sus sentidos.

― No importa. Deku. ―Dijo Katsuki soltando una pequeña risa.

― ¿Deku? ―Pregunto el peliverde.

― Si, significa Inútil, o prefieres que te diga Inútil con toda sus letras.

― No, está bien Deku supongo, suena menos cruel que su real significado.

―Bueno vamos a dormir. Ven.― llamo el pelirrubio extendiendo su capa

― ¿eh? ― dudo el peliverde al pedido del alfa.

― ¡Ven! ¡O prefieren morir de frio porque a mí no me importa!

― E-está bien.

Con un poco de miedo el omega se acercó y se acomodó al lado de pelirrubio cubriéndose con la capa del mismo. Vio que el pelirrubio ya tenía los ojos cerrados. Un momento realmente incomodo ya que ambos siempre solían estar peleando sin siquiera hablarse.

El primero en despertar fue Katsuki, no pudo creer en la posición que se encontraban ambos al momento de despertar. Los brazos de cada uno se envolvían al  rededor del otro,  de inmediato se levantó y sin notarlo su capa hizo que el peliverde volteara a un lado haciéndolo despertar. Ya amaneció, pensó el peliverde mientras se sobaba los ojos

―Bakugou, buenos días. ― saludo el peliverde.

― Anda, levántate, vamos al rio por un poco de pescado tu estomago se escucha horrible ― dijo Bakugou mientras le daba la espalda.

― Lo siento.― de inmediato se levantó poniéndose al lado del pelirrubio donde de inmediato ambos empezaron a caminar con dirección al río.

Bakugou pesco algunos peces donde con un poco de fuego ya estaban listos. Al peliverde le gusto ver las nuevas facetas del pelirrubio y una vez llenos, katsuki se transformó en lobo indicando al peliverde que subiera en él. El peliverde lo hizo y se sujetó de la capa del pelirrubio y de inmediato se puso a correr.

Izuku simplemente jamás creyó alguna vez montar a un lobo y menos a Katsuki con el carácter explosivo que tiene. Pero ahora estaba ahí, encima de él, tocando ese pelo tan suave.

Por suerte no se encontraban muy lejos de palacio por lo que les tomo solo medio día llegar. Kaminari los vio llegar. Y de inmediato corrió a la puerta a saludar.

― ¡Hola!, ¿todo bien?

― ¿Todo bien?, ¡ahora mismo te mato estúpido dragón!― grito el Katsuki mientras  intentaba agarrarlo,  donde de inmediato Kirishima llego riendo.

― Hola Izuku, me alegro que estés bien, lo siento por  dejarlos, es que Kaminari.

― No te preocupes, todo está bien. A demás pude hablar y conocer un poco más a Bakugou.

― Me alegra.― dijo mirando como los pelirrubios corrían uno detrás del otro.― Katsubro tu madre dijo que en cuanto llegaras fueras con ella.― comento en voz alta para así ser escuchado. Dejo a Kaminari y fue directo con su madre mientras dejaba a los tres en la entrada.

― A que fue buena idea dejarlos, ¿Izuku que hicieron toda la noche...?― pregunto con un tono de risa el de ojos dorados al peliverde poniéndolo de alguna forma incómodo.

― ¡No hicimos nada! Solo dormimos y comimospescado, ahora me voy, hablamos luego chicos.― dijo dejando el lugar deinmediato. Realmente no habían hecho nada más que conversar un poco. Ahora quese ponía a pensar mientras se dirigía a su habitación, si le gusto la sensaciónde la capa roja de Katsuki, era suave. Quería tocar esa capa otra vez.

Contra nuestra voluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora