Cuando me hablaste y volteé a verte, en verdad me quedé sin habla, te vías verdaderamente guapo, ¿recuerdas el peluche? Había decidido pasar el tiempo hasta que llegaras, debo confesar que pensé que me dejarías plantado, pero decidí esperarte y en agradecimiento te lo regale.
Moría de hambre, así que fuimos a comprar carne y kimbap, compramos algunas malteadas y comimos. Me sorprendí por la poca cantidad que comías, al igual que la delicadeza de agarrar los palillos y los triángulos, me sentí avergonzado y por eso comí como lo hacías. ¿Te avergoncé? Discúlpame por eso.
Esperamos un tiempo de dos horas para poder pasar por varios juegos, el primero fue la casa del terror, moría de miedo y tú te reías de mi. Admito que me avergoncé pero fui feliz escucharte reír, saber que fue por mi por quien reías. Salí demasiado pálido pero tus palabras de “Vamos, no hay nada, no te espantes, me quedaré contigo”, de cierto modo me tranquilizaron.
Fuimos directo a los carritos chocones, después a la montaña rusa, compramos algodones de azúcar, dulces, fuimos a los caballitos, vikingo de la muerte, entre otros juegos, reía tanto, estabas tan alegre. Las horas se nos pasaron volando, cundo nos dimos cuenta, eran las diez de la noche. Corrimos porque sino yo no alcanzaría autobús, pero todo fue en vano, termine yendo a tu casa, pero no me molesto. Le avisé a SungKyu porque sino lo tendría pegado a mi mañana. Esa noche no dormí, me la pase en vela, sentado, viendo tus facciones.
—JiSoo... —Susurraste. —No me dejes.
Dolía como los mil infiernos saber que tu corazón le pertenecía a otra, pero las lágrimas mas que de dolor eran de alegría. Eras feliz con ella, serás feliz a su lado, estoy seguro de eso. Revisé tu reloj de pared y marcaban las seis de la mañana, me levanté, me metí a bañar y baje a hacerte el desayuno. Cuando termine, te lo subí, me sentía como recién casado, me hizo feliz. Te desperté y hasta en eso eras hermoso, pero en cuanto reaccionaste rápidamente te cubriste el rostro.
—Oh Dios Mío. —Te metiste bajo la colcha. —No me veas así, me veo horrible.
—¡Te ves guapo! —Dije sin medir mis palabras.
—Gracias. —Fue tu respuesta inmediata, pero empezaste a comer. —Woooow... Esta deliciosa. —Te metiste otra cucharada de comida. —Ya puedes casarte. —Sonreí. —¿Tienes novia? —Negué.
—Me gusta alguien, no. Mejor dicho, estoy enamorado de alguien, pero para esa persona existe alguien, incluso tiene planes de boda y su pareja le pedirá matrimonio. —Esa había sido mi respuesta.
—¡Es una imbécil! —Gritaste al momento. —Seguramente no te conoce lo suficiente y no sabe del gran chico que puedes ser, Dios mío. Se necesita estar ciego para ver lo adorable que eres, te pareces al peluche que me regalaste. No te preocupes, pronto encontraras a la mujer indicada. —Me dolieron hasta cierto punto tus palabras, pero también me dieron risa, porque pese a ese momento incómodo, siempre fuiste tú de quien estaba enamorado.
Salimos de casa una vez terminaste el desayuno, dijiste que me ibas a dejar a mi trabajo y después te irías con tu novia. Cuando llegué, SungKyu corrió a abrazarme y a pegarme, era típico de él cuando algo le preocupaba. Te fuiste y empezó su sermón.
—Jang DongWoo, porque diablos duermes en casa de otro de hombre. —Se revolvió el cabello. —¡Estas castigado! No, eso no. ¡Tienes prohibido hablar con él! Si, eso. —Pero sabía que bromeaba, sólo era el momento y por eso le abracé.
—¡Danoninito! —Escuché aquella voz de la cual ya me había acostumbrado. —En un rato mas veré a Hoya, pero quiero rentar esta cafetería, ¿Se podrá? —Kim asintió un poco dudoso. —Además, te traje esto. —Y lo vi, era una piyama de dinosaurio, incluso traía cola.
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Coffee Love "YaDong"
Фанфик-A veces el amor puede presentarse con una simple taza de café. No importa que problemas o felicidad invada el cuerpo del ser humano, la cafeína y la temperatura cálida de un líquido completamente oscuro, puede traer la calma que uno necesita. Nota:...