8. Hush hush

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And it's a little late for conversations

There isn't anything for you to say

-Hush hush (The Pussycats Dolls).

 

Mientras vago por el pasillo sin rumbo alguno, me encuentro con Karen, quien se dirige hacia la conferencia que están impartiendo los entrenadores.

Me pregunto qué estarán diciendo sobre los «felinos» que tiene tanto relieve.

Karen se alegra considerablemente y da saltitos de emoción porque me quedaré. Ella habla con una señora de mantenimiento y ésta le informa dónde hay una habitación disponible para mí, cercana a la de ella. Me lleva hacia ésta y yo la motivo a que vaya a la reunión mientras yo me quedo acá. Al comienzo se niega rotundamente, pero luego de varias súplicas, accede a mi petición. Suspiro de alivio pues necesito un momento a solas para analizar la situación.

Me tumbo sobre las sábanas rojas de la cama y cierro los ojos para relajarme. Está cómoda  y se me hace muy reconfortante.

Me tomo un momento para pensar; ahora viviré aquí y tengo que familiarizarme con el lugar, y por lo tanto, con las personas. Tendré que entrenar durante todo el día –bueno, una gran parte de éste-, y tengo a un entrenador acosador que hace promesas tenebrosas, con el cual tendré que compartir mucho tiempo. Lo único bueno de todo esto es Karen. Ella es la única persona que me inspira confianza. Quizás deba pasar más tiempo con ella ahora.

Suspiro.

Lentamente abro mis párpados para encontrarme con el pálido rostro de Harry apenas a centímetros de mi cara.

¡Diablos!

Me escurro por las sábanas para poder incorporarme. Pero, él ágilmente coloca sus brazos en mis costados y me aprisiona. ¡Maldita sea!, Me retuerzo, intentando zafarme, sin lograr nada.

-¿¡Qué haces!? –chillo dejando de forcejear por un segundo. Él me mira con una expresión divertida. Sus labios están levemente curvados, formando una sonrisa burlesca, lo sé por los hoyuelos que se le marcan instantáneamente en sus mejillas.

No responde. Se limita a hacer silencio y, velozmente se encuentra encima de mí. Sus iris verdes inspeccionan mis labios y mis nervios salen a flor de piel. Acorta la distancia entre nosotros y sin siquiera darme tiempo a reprochar, sus labios van marcando un ritmo encima de los míos. Luego de unos segundos, voy cerrando los ojos y correspondo a su atrevimiento; dejándome llevar.

Sus labios rojizos y gruesos se adhieren a los míos como si hubiesen nacido para estar anexos. La suavidad que emanan y la brusquedad con la que instiga sus labios contra los míos se unen y me hacen volar de la realidad.

De repente, me siento en un espacio paralelo. Su mano derecha baja traviesamente por mi torso, haciéndome tener escalofríos. Cuando se posiciona en mi cadera, hago un esfuerzo por detener su paso, sacando mi brazo por debajo de la prisión en la que me encuentro; y sosteniendo con mi palma su pícara mano.

Harry seguía besándome sin parar. Cada vez aumentando el nivel de humedad de nuestros cuerpos. Entraba su lengua en mí, desvergonzadamente y, mordía mi labio inferior con furor y sin descaro. Apenas dejando tiempo para respirar entre cada beso.

Repentinamente, escucho un ligero toque en la puerta. Harry suelta un gruñido desde el fondo de su garganta y se separa de mí a regañadientes. Cuando abro mis ojos y levanto la mirada lo veo encima de mí aún, y puedo ver sus ojos verdes oscurecidos de lujuria. Él me mira, se lame los labios y se aparta de mí para, en cuestión de segundos, desaparecer ante mis propios ojos por las grandes ventanas de cristal.

Me quedo tumbada y abrumada sobre las sábanas rojas, mientras la puerta de madera se entreabre.

-¿Puedo pasar? –pregunta Karen al otro lado de ésta pero con mitad de su cabeza dentro. Recuerdo sus labios sobre los míos…

-S-sí –susurro y parece más un siseo. Aún estoy atosigada cuando ella entra por completo y cierra la puerta a su paso.

Mis labios aún sienten su humedad…

-… ¿Pasa algo? –pregunta cautelosa a la vez que se acerca y toma asiento en la cama. Decido volver a la realidad para no levantar sospecha alguna.

-No –digo vacilante, sacudiendo mi cabeza.

Karen abre ampliamente su iris a través de la mata de pestañas que adornan su rostro, y me mira extrañada.

-Bueno… -asiente-, he venido a invitarte a almorzar conmigo y los chicos. ¿Qué dices? –junta sus manos por encima de sus pantalones de chándal.

-Claro -le sonrío para apaciguarla. Salto de la cama y miro disimuladamente por el ventanal. No hay ni rastros de Harry por ningún lado. Suspiro.

Karen comienza a dar palmaditas de emoción y se acerca a mí para abrazarme castamente.

-¡No puedo esperar a que conozcas a los chicos!, vamos. –dice, me sujeta del brazo y me jala hasta salir.

Recorremos juntas los pasillos, ahora repletos de personas que me miran atentos y puedo escuchar algún que otro: «Esa es», de los labios de algunas chicas, y algunas miradas lujuriosas de chicos pálidos. Presiento que Clinton ha mencionado algo sobre mí en la reunión.

-¿Ves? Te dije que todos aquí te conocían –susurra Karen en mi oído. Yo la miro y asiento, aún intimidada por ser el centro de atención.

 Llegamos hasta el patio trasero y tomamos rumbo hacia el estadio que se encuentra doblando hacia la derecha.

-Mira, allí están los chicos –señala a dos sujetos sentados en la cuarta fila de las tribunas. Algo de desilusión me embarga al ver que ninguno de ellos en Harry. De inmediato, saco esos sentimientos inútiles de mi cabeza. Harry es un muy impredecible y solo haría el momento más incómodo.

-Chicos, ella es Alexa, obvio. Ale, ellos son Zayn… -apunta al chico con pinta ruda que anteriormente me había mostrado por la ventana la primera vez que estuve aquí- y, Niall. Aunque a él ya lo conoces –suelta una dulce carcajada.

¿Ale?

Extiendo mi mano hacia el morocho primero.

-Encantada, Alexa Windsor –me presento por primera vez llevando el apellido de mi padre. Él toma mi mano y la estrecha moderadamente, sin expresión alguna.

-Soy Zayn –suelta cortante, deshaciendo la conexión entre nuestras blancas manos. 

Estado De Sangre {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora