3. Demons

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I want to hide the truth
I want to shelter you
But with the beast inside
There's nowhere we can hide.

-Demons(Imagine dragons).

 

Nos sonríe con cordialidad. Karen me mira disculpándose y me aprieta la mano en un acto fugaz. Puedo leer en sus labios un «todo está bien» antes de verla salir del lugar.

El llamado Clinton me invita a tomar asiento delante de su escritorio y obedezco. Estoy aterrada, ¿quién es este hombre?... ¿Otro vampiro?

-Alexa, no sabes el placer que me da volver a verte, después de tantos años –me atrevo a lanzarle una mirada de desconcierto- Y te preguntarás de dónde te conozco. Pero sí. Yo te tuve en mis brazos cuando eras una pequeña criatura.

-Perdón, yo creo que me está confundiendo.

Ríe burlesco- No, tú eres Alexa Windsor –me sonríe con afecto.

¿Qué?

-Insisto en que se trata de alguien más. Yo no tengo un apellido porque no tengo familia.

-La tuviste alguna vez –contraataca velozmente.

-Pero si yo recién me mudo desde-

-Bradford –completa por mí, y, de repente, siento mis orbes abrirse de la incredulidad. Algo dentro de mí se abre para darle paso a la consternación. A no querer saber lo que este hombre tiene para decirme porque, muy en el fondo, sé que está diciendo algo verídico.

-¿Qui…én es usted? –digo con un hilo de voz, haciendo mi mejor esfuerzo por mantener una postura firme, aunque no creo que esté dando resultado.

-Yo fui un gran amigo de tu padre, Alexander Windsor.

-¿Mi…padre?

***

Mi consciencia despierta de su trance al escuchar el ruido originario del despertador. Elevo un brazo hasta la cómoda y desactivo la alarma. Cuando me incorporo, punzadas de dolor dicen presente en mis sienes y no tardo en recordar lo sucedido en los últimos dos días.

Salgo de mi cama y entro al baño a darme una ducha con agua caliente para serenar mi mente; el olor a canela del gel de baño me ayuda a hacerlo. Ahora resulta que yo sí tuve unos padres que alguna vez me quisieron y que prácticamente murieron por mí.

« -Ellos salieron de Gales para protegerte. Para mantenerte alejada de los felinos y que pudieras tener una infancia normal.

-y, ¿qué pasó?

-Liam Payne y un ejército de jaguares los atacaron en el sur de Bradford. Ese día marcó nuestras vidas para siempre. Cuando llegamos al lugar, ya era demasiado tarde –dice con un deje de melancolía en la voz.

-…Murieron –mi voz sale convertida en un hilo.

Asiente.-Los demás vampiros desataron una guerra con los felinos, mientras yo tuve que tomarte en mis brazos, y llevarte a un lugar donde no te encontraran, ni te hicieran daño.

-Y me llevó al orfanato Ebryn –afirmo.»

Punciones de culpabilidad concurren en mi estómago; me pregunto cómo habrán sido mis padres. ¿Se habrán querido mucho? Seguramente. El Sr. Clinton aseguró que mi padre renunció a la vida de vampiro que llevaba, para darle a mi madre la familia normal que ella tanto deseaba.

Percibo mechones de pelo rubio caer más de lo debido en los azulejos y caigo en cuenta de que me lo estaba cepillando de forma brusca. Dejo el cepillo encima del estante y echo un último vistazo a mi atuendo: Mis shorts color blanco no quedan mal con la camiseta ancha verde que llevo; y mis deportivas de un verde más pasteloso.

De camino a la facultad de Cardiff me reprocho todo lo que he sido a ciegas durante mis diecinueve años de vida.

¿Por dónde comienzo?

Ah, sí, soy una egoísta.

Nunca he logrado tener un amor ya que el mundo –que siempre ha estado en mi contra-, me los arrebataba. Recuerdo a Steve, mi primer “prospecto” y cómo me sentí el día en que lo adoptaron. Al igual que a Peter cuando una familia de italianos se lo llevó del orfanato.  Todos poníamos nuestras esperanzas en que algún día alguien nos llevara a su casa y nos brindara un hogar y una familia, como las que solíamos ver cuando nos llevaban al parque de Bradford a jugar en la arena. Los niños de nuestra edad, muy prolijos, corrían alrededor del pequeño parque, divirtiéndose, y sus padres los vigilaban atentamente con temor a que se hicieran algún tipo de daño físico.

Eso era catalogado como «amor», y era justo lo que yo hubiese tenido, sin tan solo los llamados «felinos» no los hubieran matado.

Me siento culpable; mis padres murieron por protegerme, y yo siempre he estado odiándolos por creer que me abandonaron.

Otra vez la realidad le ganó a mi intuición.

Estado De Sangre {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora