7. Misguided Ghosts

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See I'm trying to find my place,

But it might not be here where I feel safe.

-Misguided Ghosts (Paramore).

 

Al cruzar el portón principal de la academia, noto pequeños grupos de personas (vampiros), cuchicheando sobre algún tema. Al parecer, Harry también lo nota. Me toma de la mano para pasar rápido por el tumulto de gente.

Paramos frente a un hombre que está de espaldas y, por la túnica crema que lleva encima, sé que se trata del Señor Clinton. Harry le da un pequeño toque para llamar su atención.

-Señor, ¿qué ha pasado aquí? –sube sus brazos, mostrando todo el lugar y, desenlaza nuestras manos. Una sensación de frío invade a las mías.

-Oh, Harry, Alexa –saluda cordialmente, aunque se nota la inquietud y ansiedad en su voz- Unos felinos han atacado a cinco de los nuestros en plena ciudad. Esto es desconcertante, tenemos que tomar medidas –habla alzando la voz por encima del bullicio que hay en el salón principal. Se nota su desasosiego.

Harry aprieta los puños -Pero, se encuentran bien, ¿no?

-Afortunadamente. Son unos buenos aprendices –menciona orgullecido.

-¿Hay noticias de la raza? Nosotros también hemos sido atacados ayer.

-¡No puede ser! –Exclama Clinton, enfurecido – Me temo que es oficial; Los felinos han vuelto para quedarse.

-Maldición -blasfeme Harry entre dientes.

-¡Atención todo el mundo! –Exclama un hombre y su rostro me parece familiar. Me percato de que es el chico que Karen me mostró por el ventanal. Un entrenador. Como por arte de magia, se produce un silencio sepulcral en el lugar –Pasen al salón Sopeña ahora mismo. El señor Clinton y todo el equipo de entrenadores tenemos cosas de mucho relieve qué contarles. ¡Vamos! –exige y todos, sin excepción, realizan lo pedido. Todos, sin incluir a Harry, Clinton, y los demás maestros o entrenadores.

-Bien, Alexa, creo que tú y yo tenemos una charla pendiente.

Asiento –Me temo que sí –de repente, mis manos comienzan a sudar.

-Pues, ya que no tenemos mucho tiempo, ¿Cuál es tu decisión?

Mi cabeza comienza a dar vueltas. Se supone que debo decir que no. Que yo no pertenezco a este lugar. Que no soy una vampira y que debo seguir estudiando en la universidad de Cardiff hasta graduarme y ser una abogada. Pero, la voz no me sale. Y pienso en mi padre. Esto era lo que él amaba. Estas personas eran con las que él convivía. Este era su mundo, y disfrutaba estar aquí. No puedo dejar que los llamados «felinos» destruyan la raza por la que mi padre dio tanto, si puedo hacer algo para evitarlo.

Creo que debo intentarlo.

Me lleno de valentía y:

-Sí –digo, mirando directo a los ojos cafés que tengo enfrente –, me quedo en Blood State.

Una sonrisa aparece en su rostro.

-Oh, Alexa –en un acto reflejo, me abraza dulcemente y no puedo evitar que mi corazón se me ablande- Eres una chica muy valiente. Me alegra tanto que sigas los pasos de Alexander –Cuando se separa puedo ver un brillo que se expande por toda sus iris marrones.

Yo le devuelvo la sonrisa sintiéndome renovada por dentro. Sabiendo que desde ahora, ya nada será lo mismo.

-Bien, tienes mucho por hacer, Alexa. Debes comenzar a entrenar muy duro desde ahora.

-Pero, hay algo que aún no entiendo señor Clinton: yo no soy una de ustedes. Es decir –trato de explicar-, yo no tengo colmillos, ni vuelo, ni sé… pelear.

Veo un intercambio de miradas de parte del señor Clinton y Harry. Y luego, ambos sueltan una sonora carcajada que hace que me sonroje de vergüenza.

Miro a nuestro alrededor y, me percato de que todos los entrenadores y demás ya no se encuentran en la sala. ¿Cuándo se han ido?

-Para eso estás aquí, Alexa. Tú aún no eres una precisa vampira, pero te toca entrenar hasta lograr lo mismo que nosotros, hasta donde tus capacidades te den. Tú tienes un potencial clandestino único. Eres la hija de uno de los vampiros más poderosos que han pasado por esta academia.

Me encuentro en shock, sin saber qué pensar. De repente, me siento muy orgullosa de haber tomado esta decisión.

-Así que… ¿no soy vampira?

-No, Alexa. Aún no. Esa es tu decisión.

Asiento con la cabeza, algo más confiada.

-Bien, como no tienes todo el potencial de uno de nosotros, necesitas un… entrenador. Alguien que te sirva de tutor.

¿Un tutor?

-Y creo que tengo al indicado –Continúa. Mira hacia su izquierda-. Harry, sé que tienes mucho tiempo sin entrenar a nadie pero… ¿te importaría ayudarme con esto?

¡No puede ser!

Harry cruza una breve mirada conmigo y logro ver en sus ojos una excéntrica picardía.

Oh, está disfrutando de esto.

-Claro. Veré qué puedo hacer con ella –una sonrisa socarrona cruza por sus labios mientras me mira de una manera muy sombría.

-Muchas gracias, Harry. Y perdón por ponerte trabajo extra. Ahora tengo que retirarme, si me disculpan… –se disculpa mientras camina hacia el salón a donde se había dirigido la multitud anteriormente.

Escucho los pasos que Harry da hasta llegar a mi posición. Logra estar tan cerca de mí en tan poco lapso de tiempo que me pone nerviosa. Levanto la mirada, algo intimidada y el color esmeralda de sus ojos se encuentra opaco, casi tétrico.

Sube uno de sus brazos y levanta mi mentón –igual que en la mañana-.

-Mañana a primera hora, comenzaremos tu entrenamiento. Ahora, te veo… luego – se acerca a mi cara y deposita un suave beso en la comisura de mis labios, dejándome abrumada en cuanto se aleja tan velozmente que apenas siento una ráfaga de viento.

No sé de qué va el juego de este chico. Pero estoy segura de que sus palabras guardan una promesa.

Una promesa muy tentadora.

Estado De Sangre {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora