La semana había sido pesada. Desde que despertó no había parado de estar moviendo cosas aquí y arreglando cosas por allá. El día para despedirse de la torre se acercaba sin vuelta atrás. La nostalgia de abandonar el lugar era grande, después de todo fue su primer hogar en la tierra junto con la casa de su Tía Alice.
Raven ya era demasiado grande como para regresar a vivir con Alice, además ella y su familia todavía no conocía su naturaleza demoniaca, o su faceta heroica, hasta donde le concernía Alice pensaba que ella trabajaba en una editorial, por lo cual periódicamente le enviaba libros modificados con su nombre en los créditos, dandole así coartada a la mentira.
La vida estaba llena de ironías. Ahora esa mentira se volvería realidad.
Con la finalidad de infiltrase entre los humanos comunes y corrientes necesitaba conseguir un trabajo común y corriente.
Tomó un gafete situado sobre el tocador; era simple, 'Rachel Roth editora de Contenido' impreso en unas letras negras y una foto suya al costado.
Llego de suerte a una editorial nueva, independiente y pequeña, el sueldo era poco pero suficiente como para sobrevivir. Lo mejor era el horario flexible: se dedicaría a editar manuscritos de esa forma su presencia en las oficinas no era indispensable, solo debía preocuparse por entregar el trabajo final a tiempo. Una profesión conveniente para desaparecer por días sin levantar sospechas entre los demás colaboradores sobre su vida de heroica.
Comenzaría en dos semanas mientras el papeleo adecuado se realizaba para su ingreso.
Dejando el gafete donde lo encontró se dirigió a la cama, la cual le aclamaba a gritos por su presencia. Al caer en ella su cuerpo se derritió ante la familiar sensación del colchón, deshaciendo toda tensión de músculos adoloridos por una larga jornada de pintura en las paredes de la sala de entrenamientos para los nuevos integrantes.
Una pequeña parte de su cerebro deseaba terminar de empacar mientras la otra solo le rogaba descansar. Su cuarto estaba hecho un caos, aun le quedaban cosas por acomodar, las paredes estaban vacías, su cama solo tenia unas almohadas y una pequeña sabana, sus cajones estaban casi vacíos y había unas cuantas cosas tiradas en el suelo como los libros que por alguna razón seguían apareciendo por doquier.
Tal vez una ducha borraría los restos de cansancio de su cuerpo....más este se negaba moverse.
Miro unos segundos su ropa deportiva llena de pintura y sin mucho pensar la considero un buen atuendo para dormir una pequeña siesta.
——
Los minutos pasaron rápido y el sueño evitaba llegar a Raven, su mente todavía quería seguir trabajando negándole el descanso.
Suspiro cansada llevándose las manos al estomago, sobarlo siempre le relajaba. Levantó su playera para continuar su masaje cuando noto el débil rastro de su recuerdo de Las Vegas a lado de su ombligo. Trazo aquella marca con su dedo, seguía aferrado a su piel obstinado a desaparecer y junto con él los recuerdos detrás de el, unos los cuales siempre le ocasionaban una sensación extraña en el estomago.
¿En serio fue un acto de puro deseo libidinal?
Las drogas definitivamente estaba desaparecidas de su sistema, entonces, ¿Por qué seguía sintiendo ese calor en el estomago?, ¿Por qué cuando su mente la traicionaba pensaba en él, sus manos, su cuerpo, sus labios sobre los suyos?...
Diablos.
Las palabras de Rose cada vez tenían más sentido. Con las reacciones de su cuerpo al tan solo recordar había una gran posibilidad de que todo fuera un acto consciente, consecuente al dejarse llevar por el calor y la euforia del momento.
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Heat
Hayran KurguPor que lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Primera parte de la Serie: Blame it on the pills.