Resumen de la Nota 4 del Expediente de Gabriel.
Rodrigo era consciente de todo lo que sucedía a su alrededor. Extremadamente consciente.
Rodrigo vivía, pero vivía en el más amplio y literal significado de la palabra que se pueda imaginar; porque no estaba limitado a la existencia que su entorno creía.
Si bien la enfermedad que le afectaba lo tenía sumido en un profundo autismo, no estaba limitado por esa envoltura cuasi inerte de la que era huésped. Se veía haciendo infinidad de cosas, conocía gente y salía de compras, por ejemplo, aunque siempre volviera a su cuerpo.
Rodrigo no renegaba de su existencia física, ya que ese cascarón aparentemente vegetativo, era su centro, su nexo con una realidad que se constituía a la vez como propia y ajena. Era su refugio.
No tenía noción de cuando comenzó a vivir tan intensamente. Recordaba que se sorprendió en las primeras ocasiones que le sucedió. El verse realizando toda serie de cosas desde fuera de su cuerpo, viviendo una vida normal, fue un choque para su conciencia. Pero pronto descubrió que esas eran sus vidas y comenzó a disfrutarlas. A todas y cada una de ellas.
Aunque lo que más le importaba a Rodrigo era la calidad de su memoria. Una memoria fotográfica que hubiera envidiado cualquiera.
Pero como Rodrigo no hablaba, difícilmente podía hacer partícipes a sus médicos de lo que sentía. Y, por otra parte, ¿quién le creería?
Los médicos hicieron su trabajo. Lo tentaban una y otra vez con juegos, revistas, música, fotos y dibujos de vivos colores. Gran cantidad de gente revoloteando a su alrededor ocupados en hacerlo reaccionar de alguna forma.
Siempre desde fuera de su cuerpo, él veía como intentaban estimularlo para que su atención volviera al mundo activo.
No podía ocultar que, algunas veces, hubo ciertos juegos en los que le hubiera gustado participar. Le parecían divertidos o interesantes, pero cuando intentaba hacer que su cuerpo se involucrara en la situación que le proponían, se daba cuenta de que tenía que invertir toda su voluntad en el intento y eso hacía que su capacidad para recordar se viera comprometida.
Y eso no le gustaba. La memoria, los recuerdos de sus vidas, eran todo para Rodrigo.
Había aprendido a vivir dentro y fuera de su cuerpo. Le llevó bastante tiempo aprender a moverse voluntariamente entre las otras vidas, tan reales y vívidas todas y cada una de ellas.
Aprender a transitarlas no fue fácil, no tenía ningún maestro que le enseñara a hacerlo, no tenía experiencia previa, así que dependía de sus habilidades y, por supuesto, de su prodigiosa memoria.
En algunas ocasiones, su conciencia quedaba vagando por el resto de las existencias y eran momentos angustiantes que aprendió a superar poco a poco. Se concentraba profundamente. Recorría cada uno de los movimientos previos y siempre conseguía encontrar el camino de vuelta.
En resumen, Rodrigo había aprendido a moverse entre todas sus vidas y no quería perder hermosos momentos de los que había disfrutado.
Así que renunciaba a toda acción que le obligara anclarse a su cuerpo físico y se quedaba observando los denodados esfuerzos de las personas que se movían a su alrededor.
Y no podía avisarles que desistieran, que no era necesario tanto empeño porque él era feliz.
Cuando se cansaba de observar los frustrados intentos por animar su cuerpo, "su cascarón", como le gustaba denominarlo, Rodrigo echaba mano de uno de sus muchos recuerdos y comenzaba a revivirlo. Retornaba al punto que más le gustaba y empezaba a seguir al otro Rodrigo, al que se movía, como si de una segunda sombra se tratara, y disfrutaba con él, y era feliz.
Rodrigo vivía. Pero vivía muchas vidas.
¿Quién podía culparlo por no querer renunciar a eso?
Gabriel no podría, y menos ahora, después de que aprendió que la información te hace mejor.
Y Rodrigo tenía mucha información. De hecho, no dejaba de acceder a nueva información, permanentemente.
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Esquizofrenia
Science FictionWattys2018: ¡Estamos en la lista larga! Perseguido por experiencias psicóticas desde su más tierna infancia, un muchacho accede a planos existenciales de vidas alternativas y líneas temporales imposibles. Mientras aprende a convivir con estas vivenc...