27. Sesión 8

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Miércoles.

Marcelo terminó de escribir en su bloc de notas y lo cerró.

La sesión había sido infructuosa y ninguna de sus preguntas habían motivado a Gabriel a que hablara. Había iniciado la nueva línea de acción, por lo que se conformaba diciendo que, de alguna manera, volvía casi a foja cero y era la sesión uno.

Lo miró fijamente a su paciente antes de decir.

—Bueno, ¿quieres que hablemos de algún tema en particular?

—Me gustaría informarte de cómo salvaré al mundo. Más que al mundo, al universo. De cómo salvaré a este nivel dimensional.

Marcelo volvió a abrir su bloc de notas.

—Antes que eso, explícame el porqué el mundo necesita ser salvado. No me lo has contado.

—Te lo he contado mil veces —dijo Gabriel con tono resignado—, pero no estás atento, solo te concentras en la superficie de mis notas y lo que cuento.

—Te pido disculpas, entonces. Cuéntamelo otra vez, por favor.

—Bien, presta atención. La memoria es un mecanismo primitivo de nuestra conciencia para escaparse del foco. Al ejecutar la voluntad de recordar algo, estás desplazando tu conciencia a la lámina del Todo en donde comienza el trozo de información que estás buscando.

Marcelo no se atrevió a interrumpirlo.

—Esta posibilidad de movimiento del foco de nuestra conciencia es tan importante, que un funcionamiento anómalo produciría un grave trastorno a la trama misma de lo que conocemos como materia. ¿Me sigues? En este nivel dimensional existe una conciencia que ha desarrollado una nueva forma de desplazar el foco de atención sobre su Todo. Con el mismo esfuerzo que ejecutamos la simple acción de recordar algo, ella se mueve por el eje de su Todo. Aunque este hecho ya es peligroso en sí mismo, la cosa es más grave aún.

—¿Más grave aún? — preguntó simulando sorpresa Marcelo.

—Sí. Ya que también está realizando otras acciones que no puedo explicarte ahora en detalle, de todas formas, aquí es donde entro yo a salvar la realidad.

—No entiendo, ¿podrías explicarme cómo puedes ser tú de ayuda en este, digamos, conflicto?

—Esta conciencia de la que te hablo, ha conseguido algo que es particularmente grave: hacer foco fuera de su Todo. Y cada vez que lo hace es como si golpeara y desviara el haz de luz de tu linterna en el túnel. ¿Recuerdas el ejemplo del otro día? Está consiguiendo información de otras conciencias y de esa forma, al mismo tiempo, modificando sus secuencias naturales de adquirir información. Puede ser catastrófico, de hecho, me corrijo, ya lo está siendo. ¡Es catastrófico! —terminó Gabriel negando gravemente con la cabeza y adoptando un gesto severo.

—Pero, de nuevo, ¿y tú, dónde encajas? —lo animó Marcelo.

—Mi Todo se encuentra junto a esta conciencia anormal. Somos lo que se denominan conciencias contiguas. De hecho, ya se ha inmiscuido en mi secuencia actual. Por eso me eligieron y me prepararon para que sea su compañero, pero, al mismo tiempo, su guardián y carcelero.

—Bien,¿y como contactarás a esa conciencia rebelde? Es "contigua" has dicho, ¿está a tu lado? ¡Yo también estoy a tu lado! ¿Yo puedo verla?

—¡No hablo de este plano dimensional! A veces me parece que no has entendido nada... —pareció reflexionar Gabriel.

—¿La estás buscando entonces?

—No tengo que buscarla. Ella ya me ha encontrado. Es Rodrigo.

—¡Ah! Rodrigo— repitió Marcelo mecánicamente.

Subrayó "paranoia" y "conspiración" e hizo un círculo alrededor de "delirios de grandeza", las palabras que traía anotadas en su bloc de notas al empezar la sesión.

Lo cerró suavemente antes de meterlo en su portafolios.

EsquizofreniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora