Marcelo se movió inquieto en la cama. No tenía pesadillas, casi nunca. Se sentía en poder de un estado de relajación profunda.
Se concentró en Gabriel y en sus notas. Lo perseguía la idea de que había dejado pasar algo. Pero no podía encontrarlo en su memoria.
Repasó una a una las notas de su paciente.
* * * * *
Gabriel se despertó en la habitación. Estaba solo. Vio la cama deshecha y asumió que Alicia había madrugado.
Caminó hasta la cocina y se preparó un café.
Hacía un día precioso y pudo ver a Alicia en el jardín. "Alicia y su jardín", pensó cariñosamente. "Siempre en su jardín".
La saludó con una mano en alto y su mujer le respondió también con una sonrisa.
vivían en una vieja casona reconstruida, lejos de cualquier ciudad. Esa vida apartada era la que Gabriel entendía cómo su vida. Le permitía pensar y también minimizaba los efectos de su condición.
Estar alejado de la gente había resultado ser una de las medicinas más eficaces para mantenerlo centrado y definir el plan de acción que estaba buscando.
Alicia dudó sobre el hecho de que vivir alejados fuera una solución. La falta de un médico cercano en caso de que Gabriel empeorara era su mayor preocupación.
Pero el tiempo le dio la razón a su marido. No solo no empeoraba, sino que estaba francamente mejor.
Gabriel caminó por la casa con la taza de café en la mano. Entró a su despacho y se enfrentó a un pizarrón enorme que cubría toda la pared.
Las líneas poblaban la superficie verde casi completamente, como una tela de araña colosal. Algunas intersecciones estaban claramente marcadas.
Sobre una pizarra más pequeña en la pared de la derecha los números eran quienes reinaban. Ecuaciones. Gráficos ortogonales y funciones matemáticas que los representaban eran fácilmente identificadas por Gabriel.
Ya dominaba las matemáticas de los encuentros y no necesitaba estar en otra realidad para comprender el funcionamiento. Había conseguido la destreza equivalente de quien ve una sombra y puede percibir el cuerpo completo.
El veía ecuaciones tridimensionales y podría extrapolarlas a entes multidimensionales
Comprendía porqué los puntos de encuentro que le habían forzado a vivir eran los idóneos. Y también sabía porqué ninguno de ellos era el indicado para desarrollar su plan.
Alicia entró en la habitación cuando Gabriel daba el último sorbo a su taza de café. Le abrazó desde atrás y lo besó en la nuca.
—¿Cómo estás hoy? —dijo después de separarse.
—Muy bien. Sigo sin ningún tipo de síntoma. Espera. Mira —le pidió mientras dibujaba una línea que cruzaba a la tela de araña que parecía el dibujo original.
—¿Y eso que es? —preguntó Alicia.
—Es mi plan. Ya está definido. Pasa por todos esos puntos —sentenció.
—¿De verdad? —se ilusionó Alicia— ¿Lo has conseguido? —preguntó con la voz cortada por la emoción.
—Si. Ya está. La matemática es robusta y sin fisuras. No creo que haya otro plan más preciso que este.
—Siempre supe que lo conseguirías —dijo Alicia mientras lo volvía a abrazar.
—Habla el amor más que la razón. No había ninguna garantía de lograrlo, pero lo hice, y tú tienes mucho crédito —dijo besándola suavemente.
—¿Yo? Yo solo me dedico al jardín desde que llegamos aquí —enunció Alicia.
—Tu confianza fue la clave —dijo Gabriel sin dejar que Alicia se soltara del abrazo.
Ella se escapó divertida y preguntó.
—¿Cómo será?
—Hum, difícil, ¿muy difícil? —dijo Gabriel simulando duda.
—¡Qué si, tonto! —rió Alicia— Eso ya lo sabíamos ¿No?
—Es que será la primera vez que programo un ingreso al entramado de la vida sin la supervisión de Lari. Me asusta un poco —confesó Gabriel.
—Pero siempre me cuentas que lo has hecho muchísimas veces —terció Alicia.
—Si, pero bajo la atenta mirada de Lari —repitió Gabriel.
—Lari, Lari, siempre Lari. ¿Quieres ponerme celosa? —dijo Alicia simulando unos celos que no sentía.
Gabriel rió la ocurrencia.
—Además, no solo haré un ingreso, sino que debo ir mucho más allá de lo que me enseñaron. Tendré que improvisar.
—Pero tus fórmulas dicen que puede hacerse ¿verdad? —dijo Alicia señalando el pizarrón.
—Si. Mis matemáticas lo confirman, pero son las mias, no las de Lari —rió nervioso.
—¿Otra vez Lari? —dijo mientras lo señalaba con el dedo.
Gabriel se quedó callado un momento.
Se sentó e invitó a Alicia a hacerlo en la silla que estaba junto a la suya. Le cogió las manos y carraspeó antes de hablar.
—A ver si consigo explicarlo. Siento que un fallo me haría quedar en deuda con todo el entramado dimensional y que es una factura que algún día deberé pagar.
Alicia se quedó mirándolo en silencio. Amaba a su marido y no deseaba verlo sufrir.
—Sabes que puedes dejar todo en manos de Lari y no hacer nada de lo que tú te has propuesto.
—No, no. Eso también significa mucho daño. Incluso con la agravante de que nuestras secuencias, tu y yo, nunca vuelvan a juntarse. Eso es mucho peor —dijo mientras sacudía con ternura las manos enlazadas de su mujer.
—Entonces solo te queda una alternativa —dijo Alicia en tono desafiante mientras se ponía de pie.
—¿Cúal sería? —preguntó Gabriel.
—No fallar. ¡Hazlo! —dijo ayudando a su marido a erguirse para fundirse en un prolongado abrazo.
Cuando por fin se separaron, Alicia preguntó.
—¿Cómo se empieza?
—Aquí —dijo Gabriel señalando un punto en la línea que acababa de dibujar— Con la construcción de un edificio que albergará El Instituto. Una estructura aislada, incluso más que esta residencia.
Gabriel desplazó el dedo por la línea durante unos centímetros. Se detuvo y señaló una X.
—Y aquí es donde todos nos juntamos. Todos jugamos un papel en este drama —agregó.
Alicia apuntó con el dedo a un espacio vacío hacia la mitad del trazado.
—¿Y esto?
—Es donde debo improvisar. No me animé a dibujar ninguna extrapolación. Confío en que Rodrigo sepa guiarme cuando conozca los pormenores del caso.
—¿Y este punto? —preguntó Alicia apoyando el dedo donde convergían varias líneas ortogonales.
Gabriel aspiró una bocanada de aire antes de responder.
—Ese punto es el secreto mejor guardado de todo el plan. Nuestro futuro dependerá del éxito que tenga la función que cumple este punto.
—O sea que estamos en manos de ese punto —dijo Alicia mirando el pizarrón y dando un paso hacia atrás para mejorar su perspectiva.
—Así es —convino Gabriel— Estamos en manos de Marcelo. Con él empieza todo.
Marcelo es el plan.
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Esquizofrenia
Science FictionWattys2018: ¡Estamos en la lista larga! Perseguido por experiencias psicóticas desde su más tierna infancia, un muchacho accede a planos existenciales de vidas alternativas y líneas temporales imposibles. Mientras aprende a convivir con estas vivenc...