XI Cara a cara

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Taylor

Cuando saqué a Sasha de la piscina estaba inconsciente y le hice el boca a boca. Un par de minutos después que por cierto se mi hicieron eternos, logró expulsar el agua que había tragado, pero una así no habría los ojos y eso hace varias horas. Ahora ya es de noche. El doctor, que ha venido cado dos horas, llega a la sala de estar, mi padre y yo no levantamos.

- ¿Cómo se encuentra Sasha doctor? – Le pregunto.

- Igual. Sigue inconsciente. - Mi padre trajo los aparatos necesarios a la casa para evitar el escándalo son sus palabras, no mías. – Se ha dado un golpe muy fuerte contra el agua al caer de gran altura y el agua que tragó tras la caída le ha pasado factura, ya que me habéis dicho que no sabe nadar.

- Sí, ella no sabe nadar ¿cree que será necesario ingresarla? – Pregunta mi padre.

- No, por ahora no, pero cuando se encuentre mejor tendrá que ir a la clínica para hacerse algunas pruebas para ver si el impacto no le ha causado algún hematoma cerebral.

- Gracias doctor, así lo haremos. – Le digo, debido a que mi padre se ha quedado quieto tras escuchar lo que el doctor acaba de decir.

- Vendré a verla mañana. Con permiso.

- Propio. – Logra decir mi padre antes de que el doctor acompañe a la empleada a la puerta.

- Todo esto es mi culpa. – Dice Adam. Me doy la vuelta, le miro.

- Sí, esto es tú culpa. – Le digo. - ¿Por qué has tenido que traerla? O mejor dicho ¿por qué has tenido que causarle este dolor?

- Porque es mi hija y la quiero.

- Si la quisieras de verdad la habrías dejado con ellos, con sus padres.

- ¡Yo soy su padre!

- ¡No Adam! ¡Tú no eres su padre, solo eres un desconocido que entró en su vida llena de felicidad y amor! ¿Sabes por qué Sasha no sabe nadar? – Antes de que me conteste sigo hablando. – Porque cuando ella tenía seis años ¡seis años Adam! Su madre, tú Galia, el amor de tu vida, intentó ahogarla en la bañera y casi la mata y todo por tu culpa, porque culpaba a su hija de tu abandono y eso no es todo, a los diez años su madre casi la mata a golpes. Adam, ella te odia, me escuchas ¡te odia! Y jamás te va a perdonar como tampoco jamás podrá perdonar a su madre. Vosotros dos, erais, sois y probablemente seréis los monstruos de sus pesadillas y a ti ni siquiera te conocía hasta hoy.

- Haré que me perdone.

- Aun no lo entiendes ¿verdad Adam? Ella no quiere saber nada de ti y ahora menos después de haberla separado de sus padres. No sabes lo felices eran los tres. – Empiezo a subir las escaleras, me para, le miro. – Mi madre estará el domingo por la tarde aquí. Prepárate para decirle la verdad. – Tras decir estoy termino de subir las escaleras. Voy a la habitación de mi Sasha.

Nada más entrar, le veo acostada en la cama. Sigue con los ojos cerrados, después de lo sucedido, mi padre ordenó que repararan todo el desastre mientras ella seguía inconsciente, sí, es un cabrón.

Me acerco a su lado, le doy un beso casto, me siento en la silla y le cojo la mano.

- Al final sí que te has atrevido a meterte a la piscina. – Le digo intentando ser gracioso. – No sabes cómo siento que te esté pasando esto, si pudiera pedir un deseo, pediría estar en tu lugar sin pensármelo dos veces, así tu no sufrirías. Te quiero mi estrella, te quiero y mientras estés en esta casa yo te protegeré. – Le doy otro beso. Apoyo mi cabeza sobre nuestras manos y cierro los ojos. Abro mis ojos y veo todo oscuro, miro mi reloj y me doy cuenta de que son las una de la mañana. Le doy otro beso a Sasha. – Buenas noches mi estrella. – Le digo antes de levantarme para irme a mi habitación.

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