XIV Ilyan

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Alexsandra

Estoy haciendo los deberes en el jardín ¿y adivinen qué? Taylor está tomando el sol, genial. Debo admitir que ahora mismo no puedo concentrarme en los deberes, ya que Taylor es tremendamente atractivo y no para de comerme con la mirada.

De pronto un ruido de unos tacones rompe la tensión y el silencio.

- Tay, amor, como hoy hace un día estupendo vine a decirte que me lleves a la playa. – Le dice Katrina con una voz irritante. Me mira y me sonríe. – Mejor nos quedamos aquí. – Le dice. Katrina empieza a quitarse la ropa delante de Taylor y de mí. A la muy zorra le queda de muerte el bañador y como no, Taylor la está mirando de arriba abajo. Katrina me mira. – Tay amor, ¿me puedes poner protector solar en la espalda?

- Si. – Me pongo los auriculares y empiezo a hacer los deberes.

Taylor

Pensé que nadie nos iba a interrumpir, pero Katrina que no paró de acosarme hasta logar que salga con ella, llegó a mi casa sin avisar. Mientras le pongo protector veo como Abigail le indica con el dedo a un chico alto, rubio y blanco, el lugar en dónde está Sasha. A los poco segundo se pone delante de Sasha.

Alexsandra

Noto que alguien se pone delante de mí, me quito los auriculares, levanto la cabeza y me tapo la boca para no gritar.

- ¡Oh dios mío! – Digo sorprendida a la vez que me levanto de la silla. - ¿Qué haces aquí? – Le pregunto mientras me abalanzo sobre él.

- He venido a visitarte. He ido a tu casa y tus padres me dijeron que estabas aquí. – Me dice Ilyan en ruso.

Ilyan fue un estudiante de intercambio, pero eso fue hace dos años. Ilyan tiene el cabello rubio, ojos azules, es alto, tiene la piel blanca y sobre todo, muy atractivo. Ilyan sabía hablar poco inglés y como nadie en el instituto salvo una orientadora y yo le entendíamos, me hice muy amiga de él.

- Me lo han contado todo ¿cómo estás?

- Sigo en pie. – Le digo mientras nos sentamos. Siempre hablo con él, pero en estas dos últimas semanas no lo he hecho. Lo bueno de Ilyan es que ya sabe hablar inglés.

- Ha debido de ser muy duro todo esto.

- Sí y lo sigue siendo. – Mierda, me acabo de acordar que Nick, mi vigilante, sabe ruso y español aparte del inglés. Un día escuché decir a Adam que le cuente todo lo que yo diga y hable tanto en inglés, en ruso o en español. Decido distraerle.

- Nick. – Digo hablando en inglés otra vez.

- Dígame señorita. – Me dice acercándose a mí.

- ¿Podrías ir a la cocina y prepararnos algo de beber y traérnoslo?

- Sí señorita. Le diré a Abigail que se lo prepare enseguida.

- No. Quiero que lo hagas tú personalmente. – Nick me mira con desconcierto, pero no tiene más remedio que hacer lo que yo le diga, a fin de cuentas, soy yo la que manda.

- Está bien señorita. – Lo bueno de Nick es que hace todo lo que le digo sin preguntar. – Con permiso. – Empieza a caminar, pero lo detengo.

- Nick, mejor no, no quiero un refresco. Quiero un batido y quiero que sea un batido de fresa y creo que no quedan, no, no quedan, me las terminé el otro día. ¡Qué pena! Tendrás que ir a la otra punta de la ciudad a comprar las fresa así que pídele a Abigail la dirección del lugar en donde compra las frutas. – Últimamente estoy diciendo muchas mentiras.

- Señorita, estaré encantado de hacerle su batido de fresa, pero no puedo ir a comprarlo. Recuerde que tengo que vigilarla.

- Y yo quiero que recuerdes que Adam te dijo que también me obedecieras siempre y cuando mis órdenes no le pusieran en ridículo. Así que ya estás tardando en ir a por las fresas. – Le digo un poco enfadada.

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