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¡Vamos ______, tu puedes pararte de esta puta cama! Le dolía la cabeza como nunca, pero debía ir a la escuela. Era 14 de febrero ¿podía ser algo peor? Siempre había odiado este día. Solo eran abrazos, besos y cariños y eso le parecía totalmente asqueroso. No podía creer que siempre la pasará sola. Solo tenía a su mejor amigo y su mejor amiga ¿y saben que es lo peor? Que ellos dos eran pareja. Se sentó en la cama, alguien llamo a su puerta. ¿Qué querían? Eran muy molestos en su casa. Se puso las pantuflas de cerdito y camino hacia la puerta, arrastraba los pies, simplemente no aguantaba su cuerpo.
-Cariño, pensé que aun estabas dormida. –Le dijo su madre alegremente, la miro con angustia-. ¿Te sucede algo?
-solo tengo dolor de cabeza, tomare una ducha. –murmuro con las manos puestas en sus sienes, dando un ligero masaje en ese lugar, su cabeza palpitaba de dolor.
-¿quieres faltar a la escuela? –pregunto su madre mientras veía como caminaba hacia el cuarto de baño.
-Hilary me matara si no voy. .-contesto riendo, sintió una punzada en su cabeza y dejo de hacerlo rápidamente.
Se metió en el cuarto de baño cerrando con llave la puerta, se miro en el espejo y se dijo que si no supiera que es ella se traumaría. Sus ojeras eran gigantes y su cabello un completo asco. Casi no había dormido durante la noche, otra vez esos insomnios estúpidos. Abrió la lluvia artificial, y cuando estuvo tibia se ducho. Unos escasos minutos. Su madre que todavía estaba afuera busco una píldora, su hija estaba desnutrida, necesitaba comer más. Pero simplemente _____ hacía caso omiso a sus palabras. Miro su armario, la llevaría de comprar. Eso serviría. Cuando la vio salir del baño estaba cambiada, como si hubiera votado todo lo malo en la ducha.
-he elegido esto para ti mi amor. –Sonrió su madre-. Iremos de compras mañana, ¿sí?
-como quieras mamá, gracias.
No tenía ánimos de nada, aunque se sentía mucho mejor. Tomo la píldora y mientras se vestía busco sus sucios y desgastados converse. Eran un día estúpido, usaría lo más horrible que tuviera. Amaba esos converse, su madre siempre le había dicho que se deshiciera de ellos, que estaba dispuesta a comprarle otros mejores y de mejor calidad. Pero no, otros no servirían, estos eran de la suerte.
Murmuro una maldición casi inaudible cuando se tropezó con la punta de la cama y se dio en el dedo pequeño del pie cuando trataba de tomar la blusa que su madre había elegido. Cada vez este día iba de mal en peor. Busco su bolso de mano y bajo a la planta baja de su casa. Olió los huevos revueltos y se dijo que este día no eran tan malo por dos cosas: su madre estaba de buen humor y no había clases.
Subió a su audi negro y piso el acelerador. En el camino a la escuela vio muchas caras conocidas en los puestos de floristería y peluches. Qué asco.
¿Por qué odiaba este día? No lo sabía, simplemente lo hacía. No había razón.
Cuando estuvo frente a la escuela casi se venía en bonito cuando vio que estaba decorada con globos rosas, rojos y blancos y en forma de corazones. Las porristas sí que se habían excedido este año. Bajo y las miradas se posaron en ella ¿tenía algo en la cara o qué? Escucho risas. Vio a Hilary y Robert a lo lejos, fue hacia ellos. Tenían una gran sonrisa los dos y Hilary tenía un gran peluche entre sus brazos.
-¿amaneciste de mal humor, verdad? –río Robert-. Tu cara lo dice todo.
-Cállate tonto, no estoy para bromas.
-¿irás al baile? –Pregunto Hilary, ______ negó levemente con la cabeza-. ¡Tienes que ir _____, nunca asistes!
-es que nunca nadie me invita, ¿Qué puedo hacer al respecto? –Pregunto con fastidio, puso los ojos en blanco.
-¿Ir así nadie te invente? O tal vez, ¿Invitar a alguien tú? O…
-¡Basta! –exclamo _______, Robert río.
-Por favor ______... –Rogó Hilary.
-Iré, pero por favor deja de molestar me tienes cansada, todos los años falto y por un año más no le hago daño a nadie. Además…
La bocina de un mini Cooper interrumpió su genial protesta, Louis Tomlinson había llegado