-"Sólo tú"-B&B

-Adiós, disfraz.

Sexto capítulo.
"Adiós, disfraz"

[☁]

Bon estaba en el vacío. La penumbra inundaba todo su campo de visión y él era el único ser visible a kilómetros.

-¿Hola? ¿Hay alguien?

El eco de su voz respondió a sus lamentos. Lo qué más temía, quedarse completamente solo.
Fué en ese momento cuándo sintió una prescencia. Un hermoso olor a lavanda tranquilizó al de cabellos turquesas.

-¿Bon? ¡B-bon, ayuda! -gritó una voz claramente conocida, suplicando a las sombras un poco de piedad.

Los pies descalzos del chico pararon un segundo, para después desplomarse en el suelo, siendo atrapado por Bon. Acarició con cuidado la espalda de su compañero mientras Bonnie intentaba aferrarse a él.

-¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Escuchó el llanto adolorido de su amigo y sintió una fuerte opresión en el pecho, integrando todo su ser. Su cabeza dolía muchisímo, escuchaba un zumbido qué parecía expandirse lentamente hacía él.
Miró a Bonnie de pies a cabeza y se sorprendió al notar que de sus pálidos pies descalzos estaban encadenados.

Se miraron por unos minutos qué al chico le parecieron horas. Sus ojos formaban una hermosa mezcla de verde esmeralda y carmín. Bonnie soltó un pequeño grito ahogado y se limitó a esconderse en el pijama de su amigo.

-¿Bonnie? ¿Por qué estás encadenado? -preguntó con aires de preocupación.

El de cabellos mórados estaba vestido de un blanco sin imperfecciones. Una enorme camiseta qué dejaba ver su clavícula desnuda y unos pantalones casi de igual tamaño.

Los orbes verdes de Bon se abrieron de par en par y de ellos salieron lágrimas. Lágrimas transparentes qué llegaban hasta la ropa de su compañero.

El arcoiris de la combinación de sus ojos desapareció. Y Bon sintió todo su cuerpo estremecer.

-¿Qué te sucedió?

El llanto continuó. A Bon le dolía escucharlo. No soportaba escuchar ese desgarrador por más tiempo.

-¡Responde, Bonnie!

Agarró sus hombros sin delicadeza e intentó hacerle reaccionar, pero era inútil. El contrario no decía ni una palabra. Tal vez, el dolor había cerrado su garganta.
Y fué justo en ese momento de desesperación, en el cuál sintió como el cuerpo del chico se desprendía del abrazo lentamente.

-¿Bonnie? ¿Qué sucede?

Su cuerpo se disolvía y parecía volar hacía la oscuridad en forma de mariposa. Poco a poco, las piernas del chico desparecieron, llevadas por un viento invisible qué Bon no pudo ver.

-No...No, por favor-rogó el de cabellos turquesas, aferrando el cuerpo de Bonnie al suyo.

No podía dejarlo ir y tampoco quería. Lo mantendría junto a él por siempre.
La mitad del cuerpo había desaparecido y solo quedaba la parte delantera. Las mariposas se alejaban en una sola dirección, la derecha, exactamente.

-¡No te vayas! ¡No me dejes!

Bonnie soltó el agarre del desesperado abrazo y se limitó a sonreír en medio de lágrimas, cómo una vez lo había visto hacer y luego, desapareció por completo.

Bon intentó atrapar las mariposas moviéndose en sus manos, pero no lo logró. Tampoco logró retenerlo a su lado ni ayudarlo. Solo cayó de rodillas al suelo, mientras las mariposas se alejaban para nunca volver.

-...No me dejes solo...

Y esas últimas palabras desaparecieron en las sombras, junto con un triste llanto por parte del de orbes esmeraldas.
Su vista se nubló y lo último que pudo ver fué una única mariposa reposando en el suelo.

[...]

Un techo blanco. Eso fué lo primero qué lo hizo volver a la realidad.

-Debo decirle todo a Bonnie, no puedo seguir con esto -susurró con cansancio.

Bonnie estaba siempre en su mente, para bien o para mal, lo cuál ocasionaba qué la mayoría de veces, el hiciese una aparición en sus sueños.
Rápidamente, se levantó, aún en pijama, y golpeó el departamento de enfrente, el cuál era habitado por cierto chico de orbes bermellón.
La cerradura se abrió y dio paso a Bonnie, con el cabello desordenado y un pijama a rayas color púrpura. También traía puesto un antifaz para dormir, cosa qué Bon agradeció, pues no traía su disfraz puesto.

-¡Bonnie, gracias a Dios!

-¿James? ¿Qué haces aquí?

El joven se lanzó a abrazarlo con dulzura, o mejor dichó, se agachó, ya qué era mucho más alto qué el.
Y, minutos después, se dio cuenta de que era la primera vez en mucho tiempo qué podía prescenciar a su amado sin la oscura visión de los anteojos de sol. Logró ver sus facciones pefectas, su cabello, largo y suelto y su pequeño cuerpo de estatura baja.

Un impulso atormentó su mente.
Soltó a Bonnie con delicadeza y luego lo tomó por los hombros, justo cómo había hecho en la pesadilla.

-Bonnie, debo decirte algo muy importante.

-¿Qué sucede, James? -preguntó con su típico tono de voz sereno.

Y, en un abrir y cerrar de ojos, Bonnie se levantó el antifaz, sin previo aviso.
Pudo ver sus preciosos ojos abrirse, impacientes por verlo.
Observó cómo estos se llenaban de lágrimas y luego se oscurecían con melancolía.

-¿Todo este tiempo, fuíste tú?

El arcoiris pareció disolverse en un mar de lluvia siniestra.
Bonnie le empujó con lentitud, para después, cerrar la puerta.

Bon se quedó allí, estupefacto.

¿Qué acababa de pasar?

[...]
Éste fin de semana entregaré los premios.

Perdón si este capítulo estuvo un poco flojo, enserio lo lamento mucho queridos lectores.