7. El mundo de Victoria

33 1 0
                                    


Victoria vive en un mundo de fantasía, donde el reflejo del sol en el agua también quema, donde las luces en las noches, son luciérnagas de miles de colores, que vuelan alto para besarse con estrellas, que son almas de muertos entretenidos por ver el caos en la tierra de los vivos, donde los océanos, infinitos, no son salados, si no fríos y ácidos y los seres que en el habitan hablan lenguajes inmortales.

Victoria vive en un mundo de fantasía, donde ama con locura a un joven de pelo amarillo, que fue besado por el sol al nacer y ahora brilla, se mueve y brilla, baila y brilla, canta y brilla, camina y brilla, sonríe y todo brilla. El niño de pelo amarillo no nota de su propia luz, pero Victoria no puede dejar de notarlo, quiere tocar su luz, lo toca con las manos, lo toca con los labios, lo toca con el alma, y no se quema, no se consume, solo se siente más cálida, más alegre, más viva.

Victoria vive en un mundo de fantasía, donde ve a través de unos ojos del color de las hojas de otoño que no son sus ojos, y ve movimiento, y ve esperanza y ve cambio, ve mucho verde lleno de tierra, ve un cielo con más de una nube morada, porque a esos ojos le gusta el morado.

Victoria, Victoria, Victoria, ¿Dónde has dejado a tu niño de pelo amarillo y ojos color otoño? Deja de preguntarle a la Luna despechada y resentida donde la has perdido, ella nunca pudo alcanzar al sol, búscalo en las ramas de los edificios, en tu apartamento de mil habitaciones, en los bares de reggae, en alguna boca sin vida de una mujer de maletas de nómada que tenga entre sus piernas selvas que hipnotizan, búscalo en los parques con una sola banca, en los grafitis que se mueven por el piso, en la irrealidad que lo hace sentir. No me preguntes que decirle cuando lo encuentres de nuevo, más bien, haz, haz de la acción hacer, y no dejes de hacer, y vuelve a prender su luz, préndela tú, ¿Cómo? Pálpalo con las yemas de los dedos, con tu lengua en su boca, con tus piernas entre sus piernas, con un beso en el pecho que viaje en el aire hacia su ombligo, con el dentro de tu femineidad empapándose de ti, enciéndelo así, y si no funciona, intenta una vez más, si no, besa su mejilla y vuelve a perderlo.

Victoria vive en un mundo de fantasía, donde salta, vaga, camina, corre, se arrastra, se estanca, se estanca, se estanca, mira las nubes violetas, y llora, un poco de agua salada para su mundo de fantasía, lagrimas que caen al verde, de donde brotan girasoles, le gustan los girasoles, y ahora le acuerdan a él, le acuerdan que lo ama, y ya sabe dónde está, ya sabe dónde encontrarlo, y salta, vaga, camina, corre, se arrastra, vuelve y corre, corre, corre, hasta llegar a él, acostada en la cama de uno de los miles cuartos, un cuarto lleno de poco gris, de violeta y colores, decorado del interior del chico de pelo amarillo, el está acostado, tranquilo, sonriente, nunca estuvo perdido, estaba esperando a Victoria, con un libro entre sus manos, una sonrisa decorando su rostro, y como se ve de hermoso con esa sonrisa.

Victoria ya no quiere su mundo de fantasía, quiero su realidad, se sube a la cama con el chico de ojos otoño, y se siente aliviada, y de su apartamento de mil habitaciones no quiere volver a salir.

CUENTOS CORTOS DE MALOS AMORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora