Capítulo 3: Asesinato en el hotel.

2.1K 263 96
                                    

LIA

Contemplo la vista más hermosa del mundo. Y no, no es un pene gigante, tampoco unas tetas enormes. Es Amy, sonriendo como nunca antes al ver desde la Torre Eiffel toda la ciudad de París.

No puedo apartar mi vista de ella, el viento da en su cara y mueve su pelo haciendo que solo quiera acariciarlo.

El pelo de Amy es tan sedoso...

Un momento.

¡¿Qué cojones hago mirándole el pelo?!

—Lia, ¿estás bien?

La miro y trago fuerte, he deseado decirle lo que siento aquí arriba, pero se me están atragantando las palabras y no sé cómo decírselo.

—Amy, yo... —mierda, qué me pasa —Yo...

Ella sonríe y posa su dedo sobre mis labios haciendo que me calle y la mire extrañada, —Yo también te amo, Lia.

Mi corazón se paraliza en ese momento.

—No te lo he dicho antes porque tenía miedo de que no sintieras lo mismo —se sonroja y mira sus pies mientras sonríe nerviosa —Y te conozco lo suficiente como para saber que si te lo decía te espantarías.

Frunzo el ceño, —¿Qué? Yo jamás me espantaría.

Ella me mira alzando una ceja, —Ahora no, pero ¿y al principio?

Tomo su cara entre mis manos y acaricio su mejilla mientras miro sus ojos avellana. Amy me ha cambiado, es cierto.

—¿Y tú al principio? —digo retándola —Tú ni si quiera querías aceptar que eras lesbiana, te hacías mucho la tonta.

—Cierto —reconoce —Pero ya te ocupaste tú de sacarme del armario, ¿recuerdas?

La gente pasa por nuestro lado y muchos se echan fotos mientras nosotras no dejamos de mirarnos.

—Me gustabas muchísimo Amy —murmuro —Quería besarte, nunca había deseado tanto a alguien, y para conseguir un beso tuyo tuve que perseguirte una y otra vez.

Acaricio su labio inferior y ella entreabre los labios tomando aire.

—Me encanta cuando te pones seria y me hablas de lo que sientes por mí —susurra.

—¿Acaso no lo hago siempre?

—Pues no. Siempre bromeas con follar —dice frunciendo el ceño.

—Ya sabes que detrás de todo eso están mis ganas de hacerte mía, Amy —me acerco a sus labios —Como ahora.

La beso tomando su cara con mis manos, ella me estrecha contra su cuerpo intensificando el beso.

—Pero si quieres que sea seria, entonces... —me pauso—Te amo.

Sus ojos se humedecen y me miran llenos de felicidad, amor, y orgullo. Amo leer su mirada, amo que sea tan transparente, amo que sea tan única.

Ella se lanza sobre mí y me abraza con fuerza, yo sonrío y la abrazo inhalando su aroma a vainilla.

Cómo me alegro de haber escapado de prisión. Al final tenía razón Amy, París es la ciudad del amor.

Hora De Viajar, Chicas © [3ª Temporada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora