Capítulo 7: Adaptarse o follar

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AMY

Sabía que esto iba a pasar. Tenía la esperanza de que no. Pero en el fondo, lo esperaba.

«No puedes pedirme que sea tuya, Amy»

Esas palabras se quedaron grabadas en mi mente.

Antes de entrar en prisión Lia me dejó muy claro lo que opinaba de las relaciones. Dentro de la cárcel todo cambió para las dos, ella tenía miedo, yo también, y estábamos solas rodeadas de pendejas cucarachas locas. Así que conseguí que aceptara ser mi novia aprovechando la situación y con la esperanza de que nuestro amor le demostrara lo bonito que es estar juntas.

Pero no lo he conseguido.

—Amy... —murmura cerrando la puerta.

Al igual que sabía que esto iba a pasar, elaboré un plan. Y es momento de ponerlo en marcha.

—¿Quieres una relación abierta? —inquiero sin darle más vueltas.

Lia frunce el ceño ante mi pregunta. Me mira parpadeando varias veces, como si no se esperara está situación.

Suspiro. —Dime, ¿quieres o no?

Se rasca la nuca en un gesto de indecisión y timidez. Sus ojos se desvían al suelo, y entonces habla.

—Sí —susurra.

Primer golpe que tengo que superar.

Aguanta.

Nos quedamos en silencio mientras contengo el dolor.

Aguanta.

Tomo aire. —Pues tengámosla.

Ella me mira de golpe con los ojos abiertos. Me mira sin creer lo que ha escuchado, y es que no me lo creo ni yo.

Pero es parte del plan.

—¿E-Estás segura? —murmura —Una relación abierta conlleva entender que tú o yo podamos relacionarnos con otras personas.

Lo sé. Y mierda, cómo duele.

Duele mucho.

El amor con Lia duele mucho.

—Estoy segura. Si esto es lo que quieres, probemos entonces —sueno decidida y firme.

Ella se acerca a mí, toma mi cara entre sus manos, y me mira fijamente a escasos centímetros de distancia.

Busca indecisión o arrepentimiento en mis ojos. Esta es la fase del plan más difícil de superar, tengo que convencerla con solo mirarnos.

Pero ambas sabemos que se me da muy mal fingir. Así que el punto débil que puedo aprovechar de Lia para que no me descubra, es un beso.

Me lanzo a sus labios y la beso llevándola contra la pared.

—¡Mm...! —gime sujetándose a mí cintura.

Hundo mi lengua en su boca y ella se estremece. Los besos con lengua la ponen muy caliente, y sé unas cuantas cosas más que la pondrán peor.

Hora De Viajar, Chicas © [3ª Temporada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora