5 » Choi

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Yong Guk dio media vuelta y alargó el brazo para dar con el cálido cuerpo de su esposo sobre la cama, pero se encontró con las frías almohadas que utilizaba. Un tanto desorientado, caminó hacia la puerta de la habitación cuando se hubo levantado y frunció levemente el ceño al oír demasiado movimiento en el salón para ser sólo las ocho de la mañana.

—Jello bebé, vuelve a la cama conmigo, hace frío —se apoyó contra el marco de la puerta, mientras se rascaba la barriga e intentaba aclarar la mirada por la luz que se filtraba a través de las cortinas del salón.

—Yong Guk hyung...

—Buenos días, Yong Guk. Veo que estás sano —la voz de la señora Choi, su suegra, rebotó contra sus oídos haciéndolo espabilar en menos de un segundo.

—¡Señora Choi! —irguió la columna frente a la mujer más de una vez para después mirar hacia su esposo, quien se encontraba riendo en silencio mientras abrazaba una caja envuelta en papel de regalo— ¿Cuándo llegó?

—Hace media hora —la matriarca se sentó en el sofá y cruzó una pierna encima de la otra, sin dejar de mirarlo—. Bueno, ¿vas a seguir exhibiéndote así?

Yong Guk intentó esconder su sonrojo y tras disculparse realizando otra venia más, se adentró en su habitación para soltarse a llorar sin ser interrumpido. No se esperaba que su suegra viniera a visitarlos tan pronto; era consciente de que en cualquier momento viajarían hacia Seúl para cerciorarse del bienestar de su hijo, pero no pensó que después de un mes y medio de la boda.

—Hyung.

Los brazos de Jun Hong rodearon su cintura desde atrás, al igual que sintió un mentón colocándose sobre su hombro y una sonrisa asomándose por la esquina de aquella boca que tanto ansiaba besar ahora mismo.

—¿Por qué no me dijiste que tu madre vendría?

—Tampoco lo sabía —la sonrisa del menor se convirtió en un puchero demasiado adorable como para que él siguiera manteniendo su ceño fruncido—. Además, ha venido con mi padre, pero lo ha mandado al apartamento de Yong Nam hyung.

—¿Ellos saben...?

—No —Jun Hong soltó una suave carcajada—. Cuando mi madre se entere que su primogénito también ha caído por un Bang, será el fin.

—Era su favorito hasta que decidí traerte conmigo a Seúl.

—Es normal, tiene el síndrome del nido vacío —Yong Guk sintió un cálido beso sobre la piel expuesta de su hombro y giró la cabeza hacia un lado para intentar mirar a su esposo—; sin embargo, ella te adora. Mucho.

—Dame un beso.

Jun Hong sonrió y se separó para esperar que él se girase; una vez hecho, ambos se fundieron en un beso lleno de necesidad. Sabían que no podrían mostrarse igual de afectuosos que cuando estaban solos o con amistades, así que en la soledad de su habitación se dejaron llevar un par de minutos hasta que escucharon que la señora Choi gritaba preguntando por el código de acceso al apartamento.

—Mamá, no puedo dártelo —Jun Hong cerró la puerta de la habitación tras él después de darle una mirada avergonzada—. Es nuestra privacidad.

Yong Guk no escuchó mucho más, las voces se convirtieron en murmullos ininteligibles a los que no quiso prestar atención, por lo que se tomó su tiempo para arreglarse; no estaba de humor para que la señora Choi le mandara algún tipo de indirecta sobre la vestimenta que portaría durante todo el día. 

Debía ser cuidadoso con cada movimiento si quería que la visita fuera lo más amena posible.

—Amor —Jun Hong entró nuevamente a la habitación y se acercó a él sin decir nada más, únicamente se hizo cargo del cuello de su camisa mientras una sonrisa aparecía en ese hermoso rostro—, mamá me ha dicho que quiere salir a desayunar con papá y Jun Seo hyung.

Married » BangLoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora