12 » Bang

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Dos meses después.

Jun Hong se sentó sobre la cama y tras cinco segundos sintiéndose desorientado finalmente cayó en cuenta de que no estaba en su habitación. Y su esposo no se encontraba por ningún lado, aunque el aroma al perfume que este solía utilizar aún persistía sobre su piel.

Suspiró para después morderse el labio inferior. Esto sería incómodo.

Se enfundó en la sudadera grande de color naranja que Young Jae le había regalado para su vigésimo sexto cumpleaños y aunque la maldita cosa le quedaba por encima de los muslos, aparentemente se había convertido en la prenda favorita para Yong Guk. 

Oh, su cumpleaños había sido una fantasía.

Pasó tiempo de calidad con las personas más cercanas a su entorno y recibió muchos regalos, pero como era de esperarse Yong Guk decidió sorprenderlo con una canción compuesta únicamente para él y una noche inolvidable en una cabaña alquilada lejos del incansable Seúl.

Escondió sus manos bajo las mangas de la sudadera y se asomó por el marco de la puerta, asustándose cuando vio salir de la habitación contigua a Yong Nam y su hermano; muy acaramelados y sonriéndose entre sí. Aunque estaba más que acostumbrado a verlos de esa forma, el elegante fondo era un poco extraño. 

Solía ser bastante cercano a la familia Bang cuando era un niño, todas las familias vivían en el mismo barrio bajo casas de una planta y un pequeño jardín, pero en su regreso a Corea se dio cuenta de cuan exitoso había resultado ser el pequeño restaurante de ramen de los Bang, pues en ese entonces contaban con un establecimiento en todo Seúl y actualmente eran siete más.

Yong Guk le había transmitido cuan orgulloso se sentía ante los logros de sus padres, pero nunca estuvo de acuerdo en aceptar ayuda económica por parte de ellos para la Universidad o el alquiler de un apartamento, pues quería hacer realidad cada uno de sus sueños bajo sus propio méritos, al igual que Yong Nam. 

Jun Hong supuso que querer sentirse independiente y victorioso sin ayuda externa venía en el ADN de los Bang, y le gustó. El carácter decisivo y seguro de Yong Guk fue una de las cualidades por las que había caído enamorado.

Aunque ahora se encontrara incómodo en una casa de tres plantas, siendo rodeados por mansiones de igual perímetro o incluso más, también le agradaba sentirse parte de esto. 

La señora Bang siempre había compartido su favoritismo por los hermanos Choi y había sido la mujer más feliz sobre la faz de la Tierra al enterarse que ambos finalmente se encontraban al lado de los gemelos, uno casado y el otro compartiendo hogar a punto de seguir el mismo camino. Era otra historia cuando hablaban del señor Bang, pues era una persona callada y reservada, pero siempre dispuesto a mostrarles una sonrisa cuando era consciente de que los gemelos se veían mucho más felices al lado de sus parejas.

Na Rae, la primogénita, era la adoración de los hermanos Choi y Bang. Una mujer independiente con su propio estudio de tatuajes y enlazada a un hombre que la complementaba en absolutamente todo. Jun Hong se arrepentía de haber estado en Canadá cuando ella decidió casarse con su novio, aunque fue agradable ver parte de la fiesta por Skype. Yong Guk se veía genial en traje de corbata y con las mejillas medianamente sonrojadas por el vino.

Bajó las escaleras con cuidado, escuchando como Yong Nam y la señora Bang mantenían una conversación animada a pesar de que tan solo eran las nueve de la mañana. Su presencia fue notada casi al instante cuando entró por la puerta de la cocina, pues aparecer frente a los demás con una sudadera naranja y gigante cuando tenía la piel más blanca que la nieve no era precisamente algo que lo ayudara a pasar desapercibido.

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