2 » Hermandad

520 29 21
                                    

Yong Guk se estiró cual gusano en el sofá y colocó el portátil sobre su estómago, lo encendió sin ningún problema y empezó a buscar información sobre la empresa de entretenimiento que lo había contratado. Sabía que estaba siendo irresponsable por aceptar un trabajo sin saber exactamente dónde se estaba metiendo.

Bostezó sonoramente y rió levemente cuando escuchó como su esposo lo regañaba desde la otra punta del apartamento, pues siempre le decía que era de mal gusto hacer ese tipo de cosas. Yong Guk le hacía caso cuando estaban en público, pero ahora mismo se encontraba entre las reconfortantes paredes de su hogar y no tenía por qué tener vergüenza.

—No es nada del otro mundo —Bang mordisqueó sus labios y abrió otra pestaña en el navegador, olvidándose completamente de su idea inicial. Ahora veía centros de acogida para perros y gatos en Seúl—. Aww, que bonito.

—¿Quién? ¿Yo?

La voz de Jun Hong captó la atención del moreno y éste sonrió mirando hacia arriba, pues su esposo estaba mirando la pantalla del portátil desde atrás.

—Claro que sí.

—Esos perritos son demasiado hermosos, hyung —Jun Hong sonrió de una forma tan adorable que Yong Guk perdió la noción del tiempo.

—¿Te gustaría adoptar una mascota?

La expresión de sorpresa que mostró Jun Hong fue lo que el mayor necesitaba para no tener ninguna duda, aunque estaba casi seguro que su esposo no se negaría ante la propuesta.

¿Y quién se negaría a unos cachorros de raza caniche recién nacidos?

—¡Hyung, eso es...!

Y Jun Hong fue interrumpido por el sonido del timbre.

—¿Esperas a alguien?

—No, amor. No espero a nadie —el menor miró hacia abajo e hizo un puchero—. Abre tú, por favor. Yo iré a ponerme algo más presentable.

—Ni siquiera sabes si es alguien conocido —Yong Guk no recibió respuesta, simplemente escuchó las pisadas de su esposo dirigiéndose hacia la habitación. Chasqueó la lengua y dejó el portátil sobre la pequeña mesa de estar—. Con lo bien que estábamos...

Caminó lentamente hacia la puerta y pegó un bote cuando el timbre empezó a ser avasallado por el sujeto, o los sujetos, que se encontraban fuera de su apartamento. Gruñó por lo bajo y se acercó a la mirilla; al darse cuenta de quien se trataba, dejó caer la frente sobre la madera de la puerta totalmente agotado.

Y ni siquiera había abierto la puerta.

—¡Bang Yong Guk, sé que estás ahí! ¡Suelta a Jun Hong y deja que abra!

—Him Chan hyung, quizá llegamos en mal momento —la tibia voz de Jong Up sorprendentemente logró pasar el grosor de la puerta. Yong Guk vio la posibilidad de que ese par se largara y no volvieran en un par de días más—. Vámonos, hyung.

—No, mi amor. Tú sólo espera.

Yong Guk suspiró.

—Bang hyung, ¿se puede saber que estás haciendo? —Jun Hong lo miró desde atrás con los brazos en modo de jarra y sobre sus caderas. Ahora vestía una sudadera enorme junto a unos tejanos rasgados— Anda, hazte a un lado.

—Pero...

—¡Hyungs, qué sorpresa tenerlos por aquí!

—¿Sorpresa? —Him Chan miró a los dos menores— Uppie me dijo que te había mandado un mensaje dos horas antes de venir.

Married » BangLoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora