6 » Familia

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Jun Hong miró a través de la ventana del coche mientras su esposo cambiaba de emisora en la radio y volvía a colocar la mano sobre su muslo; rápidamente reaccionó ante ello moviendo la suya propia para colocarla encima de la otra.

—¿Estás nervioso?

—Tengo miedo —murmuró, acariciando la mano ajena con su pulgar—. Odio los efectos secundarios cuando me cambian la pastilla...

—Lo sé, amor —Yong Guk le apretó ligeramente el muslo sin apartar la mirada de la carretera atestada—. Pedí unos días libres en la compañía para poder quedarme contigo, te consentiré cuanto quieras.

—No hacía falta que hicieras eso —abultó su labio inferior.

—Quería hacerlo.

Tras perder media hora buscando aparcamiento en los alrededores del Hospital, consiguieron entrar a la planta que les correspondía. Yong Guk no soltó su mano en ningún momento, ni siquiera cuando atravesaron la puerta hacia el consultorio de Lee Hyuk Jae.

—Buenos días —el hombre les sonrió para después señalar las dos sillas que se encontraban frente al escritorio—. Tomad asiento, por favor.

—Gracias —ambos se sentaron frente al doctor y dejaron descansar sus manos entrelazadas sobre el muslo de Yong Guk.

—Bien —levantó la mirada hacia ellos—. Entonces Jun Hong, ¿puedes quitarte la camiseta y sentarte en la camilla?

—Claro.

Mientras que el doctor colocaba el diafragma del estetoscopio por sobre su pecho, levantó la mirada hacia su dirección—. Me dijiste que las pastillas que tomas hasta ahora te provocan mareos y dolor de cabeza, ¿verdad?

—Sí —se mordió el labio inferior, reprimiendo un jadeo cuando el diafragma frío volvió a tocar su piel.

—Está bien —el doctor se alejó—. Puedes ponerte la camiseta.

Volvieron al escritorio tras finalizar el chequeo general. No había sido tan tedioso como las anteriores veces, pero quizá la razón era porque finalmente se estaba acostumbrando a lo que sería su vida mientras estuviera cuidándose.

—¿Te hiciste los análisis?

Jun Hong asintió en silencio.

—Parece que no hay nada más de lo que preocuparse —el hombre apartó la mirada del ordenador para coger una hoja de recetas—. Respecto a tu gripe... ¿Te sientes mejor?

—Sí, sólo fueron cinco días —curvó los labios en una pequeña sonrisa.

—Perfecto. Aquí tienes la receta de tus nuevos anticonceptivos —Hyuk Jae le tendió la hoja de recetas con el nombre de las pastillas y su firma a un costado—. Los tres primeros días es normal que presentes síntomas por efectos secundarios, pero vuelve si se alarga. No te contengas como sta vez, ¿si? Tu salud está primero, Jun Hong.

 —Muchas gracias, doctor —Yong Guk hizo una reverencia tras levantarse.

—Hasta luego, chicos —y una sonrisa más amable apareció en los labios del profesional.

Hyuk Jae había sido su médico de cabecera desde que conoció su condición, incluso antes de que lo supiera había estado en este consultorio por las fiebres altas que sufría en época de invierno. Más tarde, cuando Yong Guk y él habían iniciado una vida sexual juntos, tuvo que acostumbrarse a verlo cada mes para las revisiones generales y las recetas firmadas. Con el paso del tiempo, el doctor Lee también se había acercado a su esposo hasta el punto de compartir una cerveza cuando les placiera.

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