¿Quieres jugar? Juguemos

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- No te has puesto a pensar que luego de tener al bebe nos hemos vuelto muy ¿rutinarios? – Despego mi vista del televisor y lo observo – Digo, no es que me esté quejando, pero desde que tenemos a las niñas y al nuevo bebe, ya no hay un tiempo para nosotros

- Es lo que queríamos ¿no? Tenemos nuestra propia familia – Suspiro – Ahorita estamos teniendo un momento

- No es este momento al que me refiero

- Oh... estás hablando de sexo – Comento picara.

- No, mujer – Ríe - ¿Cuándo fue la última vez que tuvimos una cita? ¿Una salida solo tú y yo? – Coloco mi mano sobre mi cabeza apoyándome en el espaldar del sofá - ¡Vez!

- Pues si...tienes razón – Me mira afirmándolo – Pero, Jamie, sabíamos que esto pasaría en cualquier momento, forma parte de crecer – Revolea sus ojos y rio. A veces puede ser bien intenso.

- En un momento no me agradaba la idea de compartirte, ahora entiendo porque – Se cruza de brazos y fija su mirada en el televisor.

- ¿Es en serio? – Rio con ganas por su actitud – Mi abuela decía que hay que aprovechar bastante antes que vengan los niños, porque luego se acabarían los momentos fogosos ¿Jamie? ¡Oh vamos! – Revoleo los ojos y juguetona me sube a horcajadas – No te puedes enojar por eso ¿O si?

- No estoy enojado – Aferra sus manos en mi cadera – Solo pido que las cosas sean, aunque sea por un momento, como antes. Nos hemos vuelto muy rutinarios y nosotros no éramos así

- Siempre se puede cambiar el juego – Comento. Beso la comisura de su boca y me voy desplazando hacia abajo, los rasguño suavemente en su poca barba y gruñe – Siempre podemos buscar un momento para nosotros, solo hay que proponérnoslo – Bajo a su clavícula y continuo besando, chupando y volviendo a besar. Siento sus manos aferrarse con fuerza y sonrío – La chispa está ahí, Jamie, solo hay que encenderla – Regreso a su mirada y veo sus ojos completamente dilatados, sonríe pícaramente y mis mejillas se sonrojan. Esa sonrisa aun no pierde su efecto.

- Pensándolo bien, sería interesante hacerlo en el sofá, hace tiempo que no tocamos este lugar – Su pelvis se mueve hacia arriba y ahogo un gemido – Seria como darle un toque de adrenalina ¿no crees?

- Los niños...

- No hace falta hacer un espectáculo, ya pasamos de eso. Pero...

- ¿Pero?

- No quita que no podamos toquetearnos – Rio y escondo mi cara en su cuello, su cuerpo se estremece por la risa. Toma mi cara y sella sus labios con los míos, su lengua se posa en mi labio inferior y de inmediato le doy acceso. Suspiro enredando mis manos en su cuello cuando el beso se profundiza, mi lengua junto con la suya empiezan una batalla, haciendo que el beso se vuelva más exigente y me haga perder la cordura.

Con mi cuerpo pidiendo más, comienzo a balancear mis caderas en su dura erección, jadeo en su boca cuando lo siento listo en mi entrada. Quiero esto. Bajo una mano y palmeo sus bolas, gruñe y yo sonrío. Sus manos traviesan no se quedan atrás y aprietan mis senos, pego mi frente en la de el por la intensa sensación, masajea y estira y siento que no puedo mas, sin dejar de mirarme su mano se adentra y toca mis bragas.

- Mmm, estas completamente húmeda, mi amor, nunca me fallas – Toca el punto exacto y me besa cuando ve que estaba por gritar – No querrás alarmar a los niños

- Jamie, por favor

- ¿Por favor, que?

Ahh – Sus dedos se mueven con habilidad en mis pliegues logrando que mueva mis caderas al son de su mano, quisiera devolverle el favor pero me tiene totalmente perdida así que lo beso, lo beso con ímpetu; muevo mi cara a un lado para mayor acceso y así aumentar este deseo, muerdo su labio y escucho un ronroneo, beso su cuello y succiono fuertemente, sus dedos se mueven una vez más y ajustándome a ellos, exploto en un delicioso orgasmo. Descanso mi frente en su hombro y el aprovecha a sacar su mano dentro de mí.

Damie || One Shot'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora