Eran una familia de honor, sus 400 generaciones solo habían puros omegas hermosos, educados en todas las artes, hábiles, hermosas muñecas listas para amar.
Conocidos por sus genes una rara mezcla entre lobos y conejos, dando perfectos alfas, pero fa...
Yurio corría tras del kasajo, dado que era mucho más bajo que él no lograba darle alcance, en verdad tan malo fue lo que pasó entre él y Víktor, nuca vio que él levantara la voz a Víktor sin importar que tan enojado estuviera.
- Otabek! Espera - el pelinegro ignoro su llamado - tu idioma, no puedo correr tan rápido.
- quien dijo que quería que me siguieras!
El rubio molestó se agachó y le lanzó una piedra dándole en el centro de la cabeza.
El moreno se giró mientras sobaba su cabeza adolorida, regresando sus pasos, ahora era el rubio quien corría desperado tratando de alejarse.
- perdón! - por sus prisas no vio el suelo lleno de fango, que lo hizo resbalar.
Otabek vió la escena, al evitar la caída del niño, el mismo resbaló provocando que ambos dieran de narices contra el piso.
Ambos reían por lo ocurrido, mientras intentaban levantarse de la forma más decorosa que su aspecto les permitía.
- perdón - dijo el rubio algo apenado sin ver al kasajo al rostro.
- no, perdóname tu, no era mi intención preocuparte
- quien dijo que estaba preocupado? - dijo molestó.
- perdóname por mi error - dijo divertido el mayor.
De entre sus ropas Yurio saco el pañuelo que le regalará Yuuri y se lo entrego - para quitarte el barro de la cara.
El kasajo tomo el pañuelo y limpio su rostro miro de nuevo a Yurio - gracias
- si necesitas desahogarte, yo puedo escucharte
Otabek miro al rubio todo apenado y mirando a todos lados, sonrió, sabía cuánto le costó a Yurio poder decir esas palabras sin pensarlo se agachó y abrazo al joven omega.
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- este secreto no es mío, por eso no puedo contarte, pero gracias - el rubio trato de hacer que lo soltará pero Otabek lo levantó del piso para besarlo.
Yurio no esperaba ese gesto, su primer impulso fue alejar a otabek, pero se sentía tan bien los labios gruesos del kasajo su aliento cálido y sus brazos fuertes rodeando su cuerpo que terminó haciendo lo mismo pasando sus brazos por el cuello de este disfrutando del beso.
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