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capítulo 15: nuestros pasados

El alfa vio a Yuuri correr con los demás, pero también al soldado que le apuntó a su Omega,  su mente no reacciono hasta que sintió la bala perforar su cuerpo, al caer el golpe no fue lo que esperaba porque Yuuri lo amortiguó con su cuerpo.

De lo último que fue consciente fue de ver a ese hermoso Omega bailando entre la vida y la muerte, un ángel exterminador ejecutando su danza macabra, una bella pieza mortal.

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Por momentos creía escuchar su suave voz, en otros podía sentir su calor, olerlo o sentir sus caricias, dentro de la nebulosa que era sus recuerdos o tal vez sueños, él era tan cálido y brillante... Tenía la sensación de haber sentido esto antes, donde?

Yuuri era la luz de un faro en la obscuridad de la noche, no recordaba cuando fue la última vez que sintió esto, tal vez con su madre.

Esa bella mujer, una Omega de rubia cabellera, tan larga y brillante como el sol, delicada y sofisticada, siempre vestida en elegantes trajes y peinados con mucho glamour, su suave olor a... La verdad no lograba recordar, pero sabía que ella era como el sol del verano cálido y brillante. No solo por su belleza única, ni por lo elegante y refinada que era, si no por lo dulce de su alma, no tenía joyas tan lindas como su sonrisa. De verdad extrañaba  a esa mujer.

Aún extrañaba esos días donde salía a jugar al jardín y que su mayor preocupación era saber que jugar, también recordaba a la servidumbre con sus trajes azules y las pelucas blancas, era verdad que su madre siempre estaba ocupada, pero él era muy feliz con el poco tiempo que la veía. Un par de semana al año, cuando era pequeño la relación de tiempo no era buena pero con forme creció entendía que podía ver a sus padres dos semanas al año.

Su padre, solo hasta ahora lo recordaba, ese imponente alfa de larga cabellera albina y una barba, prominente, porque hablar de su madre era hablar de él, ya que no existía uno sin el otro, podía recordar  la sonrisa seductora y sus ojos en el.

Debía admitir que él era una pequeña parte de su padre, ese hombre fuerte,  con brazos tan gruesos como un tronco y una piel morena curtida bajo los rayos del sol. No era nada parecido a su padre, ya que Víktor había tenido una educación que solo obtenían los de su clase, lo hacia tan diferente a un marinero de pobre educación pero que era muy hábil en muchas otras cosas.

Víktor podia recordar ver a sus padres abrazados mirando el atardecer, rodeados del suave murmullo del mar,  mostrándose cariño y amor, dándole a él todo el amor que un niño puede recibir, pero esos días de felicidad siempre terminaban, al principio no entendía porque solo podía ver a sus padres unas semanas al año.

Ahora lo entendía.

Pero ahora tenía a Yuuri, él era ese cálido sol de verano, la sonrisa brillante de su madre, la fuerza de su padre, su joven esposo era como esos recuerdos de la niñez, tan brillante, cálido y amoroso.

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- me parece bien otabek, en cuanto toquemos puerto busquemos un médico - Yuuri estaba limpiando la piel de Víktor con un paño húmedo - la medicina que le estoy dando a Víktor pronto se terminará y sentirá el dolor.

El moreno que lo veía trabajar le sonrió a Yurio - deberías aprender a ser igual de atento - solo logró que Yurio le dejara caer la bandeja con agua sucia - o yo debería aprender a quedarme callado....

El japonés sonrió, pero otabek se levantó - bien, creo esto es un claro indicio de mi partida, o me van a partir las ideas a mi - le sonrió a Yurio, el cual le dio la espalda molestó - yo no soy una muñequita abnegada - se llevó la mano a la boca avergonzado de haber dicho eso frente a Yuuri - yo lo...