Prólogo

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Cogí mi maleta y con un resoplido la deje caer dentro del que seria mi nuevo hogar por los próximos años, si tenia suerte.  El sudor perlaba mi frente por el esfuerzo y me regañé a mi misma por no haber conseguido una maleta con llantitas.  Eso me pasaba por querer hacer todo sin antes planearlo bien antes.

Me pasé el dorso de la mano sobre el rostro y luego coloqué ambas manos sobre mis caderas, repasando con la vista los alrededores.

-Deja busco a Levi -escuché decir a Vick, mi mejor amiga.

Incliné mi cabeza en un asentimiento para hacerle saber que estaba bien, y entonces ella se perdió por el estrecho pasillo. Aproveché ese momento a solas para estudiar con calma el interior del departamento y me agradó ver que todo estaba en orden. Para ser un lugar de un chico soltero, no Lucía como lo había imaginado: desordenado y apestoso. En vez de eso, todo parecía estar impecable. Los pisos estaban limpios, no se veían envolturas ni cajas de comida rápida en cada esquina ni latas de cerveza.

Tal vez lo estaba encajonando en un estereotipo, pero sin lugar a dudas No era lo que estaba esperando.

Me sentí sólo un poco mas relajada de saber que estaría conviviendo con un buen tipo, o por lo menos uno ordenado. Vick me había contado maravillas acerca de él, y para que un hombre le agrade a mi amiga es bastante complicado.
Respetuoso, estudioso, y sin vicios, eso era lo que me había contado. El único defecto notable, dijo mi amiga,  era la infame cantidad de chicas que pasaban por ahí.

Me dije que no sería un problema, me convencí de ello. Me mantendría encerrada en mi habitación  el mayor tiempo posible y no me metería en su camino ni en el de sus ligues. Era lo menos que podía hacer para agradecerle el que me diera asilo cuando más lo necesitaba. Seria como gasparin, un fantasmita amigable.

Escuché murmullos y pasos acercándose de vuelta, así que me preparé para conocer al que seria mi compañero de cuarto los próximos años, si es que no se hartaba de mi antes. Las manos me sudaban al penar de que tal vez no le agradaría. ¿Y si cambia de opinión? ¿Y si decidía que mejor no necesitaba una compañera? Plante una sonrisa en mi rostro a pesar de mis inseguridades... Y así de rápido mi gesto flaqueo. Mi boca cayó ligeramente cuando vi acercarse al que era mi nuevo compañero de piso.

Ahora sabía por que tenia tantas mujeres, ¡El tipo esta mas bueno que el pan!

Lo vi parpadear confundido al verme por primera vez, pero entonces una sonrisa calida apareció en su rostro y sus ojos color chocolate se arrugaron en las esquinas, haciéndome derretir un poquito.

Debí haber imaginado por lo que Vick me había contado,  que seria apuesto, pero esto... Su apariencia superaba los límites de mi imaginación.

-Hola -Saludó con amabilidad-, soy Levi.  Tu debes ser lucy. -Extendió su mano con seguridad, ignorando como las mías temblaban a mis costados.

-Lucette -corregí- Uh, si. Hola.

Tomé su mano cálida -había sido grosero no hacerlo- y tras una rápida sacudida, la Solté.  Las palmas habían comenzado a sudarme más por los nervios y no quería que él se percatara de aquello.

-Es mi amiga de la que te conté -Dijo Vick, y con seriedad agregó prisa-: cuidala mucho ¿Si? Y no se te ocurra propasarte con ella.

Puse los ojos en blanco por el obvio proteccionismo en su tono. No era una muñeca de cristal que pudiera romperse con el más leve roce, pero ella no parecía creer lo mismo. La sonrisa de Levi creció cuando escuchó esto, como si el hubieran dicho la broma más absurda, y sin despegar sus ojos de los mios asintió.

-Jamás se me ocurriría.

Una punzada latió en mis entrañas al escucharlo decir aquello. Sin duda yo lo habría dejado propasarse todo lo que quisiera si él lo hubiera deseado.

Ante ese pensamiento me regañé a mi misma. ¿Que me estaba pasando?

-Bien, entonces los dejo para que se conozcan y para que descanses, Ette. Ha sido un largo día. -Vick se acercó a besar mi mejilla y Susurró -. Si necesitas algo cualquier cosa tienes mi numero.

-Si, lo tengo. Cuídate y saluda a Erica de mi parte -Pedí, Vicki sonrió al oír el nombre de su novia y asintió apretando mi hombro.

-Cuídate, Madsen. -Dijo a Levi.

-Y tu.

Entonces ella se fue y me dejó  con el tipo más sexy que alguna vez hubiera visto en mi vida.

Cuando volvió a mirarme con esos oscuros ojos cálidos que parecían sonreír, me dije que no iba a enamorarme de él.  No, no era correcto y sin duda aquello me acarrearía más problemas que nada, pero creo que para el final del día,  después después haber comido y charlado un poco, después de haber conocido a Levi Madsen, yo ya había fallado.

Siempre Fuiste Tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora