Capítulo 10

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[13-Mayo/52 días]

   Una semana ya había pasado desde que Estados Unidos se había ido a vivir a casa de Inglaterra. El menor se había adaptado perfectamente a la casa del inglés, y ya tenía ropa suficiente para el tiempo que estaría allí: 52 días.

—Estados Unidos, ya llegó la comida —le anunció, Gran Bretaña, con las dos cajas de pizzas tamaño familiar en sus manos.

—Okay. Y ya te he dicho que no me llames Estados Unidos, llámame Alfred —dijo, sonriente, dejando el mando de la consola en el suelo.

   Inglaterra prefirió no decir nada sobre aquella petición, de poco serviría decirle que no quería dejar de llamarle por su nombre de país porque si no sentía que estaba con un desconocido.

—¡Iggy! —exclamó, el americano, mientras seguía su paso a la cocina.

—No me llames así —respondió, molesto, mirándole con rencor.

Well, yo tampoco quiero que me llames Estados Unidos y aun así me aguanto. Por lo que tú también deberías si no accedes a llamarme por mi futuro nombre —explicó, sintiéndose poderoso ante tal jugada.

   Ahora Inglaterra accedería sin dudarlo a llamarle por su nombre humano. Estados Unidos de América, o Alfred, sabía perfectamente que el inglés odiaba, y mucho, ser llamado de esa forma, por lo que después de un tiempo de ser llamado así terminaría accediendo a llamarle Alfred, Alfred F. Jones. Pero...

—Tch... Está bien, llámame como quieras —el norteamericano se quedó mudo oyendo aquella oración.

   ¿Había aceptado a ser llamado así? ¿En serio? No, no podía ser. Ese no era su cascarrabias, gruñón, viejo, precioso, malhumorado, pervertido, vengativo y rencoroso Inglaterra.

—Pero intenta decirlo lo menos posible o sino terminaré pegándote mientras duermes —le avisó mientras dejaba de mala gana la comida en la mesa.

   Decidió no continuar con ello. Su mente estaba dando muchas vueltas sobre eso y se iba a terminar mareando por ello. Mejor se callaba y aguantaba durante esos días siendo llamado Estados Unidos. Además, había ganado el poder llamar a Inglaterra "Iggy". Debía sentirse orgulloso de sí mismo.

   Se sentó en el sitio enfrente de su ex-tutor y comenzó devorar sus trozos de pizza a la vez que le miraba de reojo. Inglaterra comía lentamente y con elegancia. Abría despacio su boca, con una de sus manos llevaba la porción de pizza a su boca y con la otra colocaba con cuidado algunos de sus dorados mechones de cabello detrás de su oreja. Se veía demasiado bien esa imagen para Alfred, demasiado bien.

   Su rostro se volvió rojo como el tomate de la pizza y desvió la mirada del atrayente inglés. Si seguía mirándolo así sería malo, podría darle ideas equivocadas a Inglaterra y él no quería eso por nada. Con el poco tiempo que le quedaba a su lado prefería estar en paz sin ningún lío, solo como un invitado que tendrá en su casa por un tiempo.

—¿No te gusta la pizza? —preguntó, el mayor, llamando la atención del americano—. De repente has dejado de comer. Creí que te gustaría esta pizzería... —comentó, algo desanimado, y agachó la mirada apenado.

—¡Claro que me gusta! Es solo que me quedé pensando en algo —respondió, sonriendo algo nervioso.

   Inglaterra le miró no muy convencido de sus palabras. El inglés seguía preocupado por el americano; esta había estado llorando mientras dormía y decía el nombre de su hermano. Le había dolido mucho ver a Alfred de esa forma y por ello le había estado mimando un poco durante estos días.

Good bye America [UsUk/UkUs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora