Capítulo 5

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—Que puto asco... —se quejó, el inglés, mientras limpiaba toda esa sangre que había vomitado hace un par de horas.

   Recién se había recuperado de su desmayo, y aunque no se encontrara bien, había decidido limpiar aquel tremendo desastre. Y, luego, se iría a dar un baño pues para su grandísima suerte su cuerpo desmayado había caído justo en uno de los charcos de sangre y ahora casi todo su cuerpo estaba cubierto de esta.

—Creo que ya está... —comentó con un gran suspiro al contemplar su, de nuevo, reluciente cocina—. Ahora a bañarse —dijo de camino que iba al cuarto de baño quitándose la ropa para ya dejarla directamente en la lavadora (ya que el espacio de lavandería estaba al lado del baño).

   Dejó que la bañera se llenara por completo con agua caliente y se lavó un poco el cabello para quitar los rastros de sangre en este. Luego se lo enjabonó con su champú favorito con olor a fresa y se metió dentro de la tina con cuidado debido a la alta temperatura del agua.

«¿Por qué sucedió eso?». Pensó, Inglaterra, hundiendo su rostro en el agua hasta cubrir su nariz.

    Miraba a la fría pared cubierta de blanquecinos azulejos. Demasiadas cosas estaban sucediendo en muy pocos días y su mente no podía asimilarlo por completo. Su mente estaba hecha un lío. ¿Por qué Estados Unidos quería dejar de ser un país? ¿Realmente lo hacía por él? ¿Cómo sabía Escocia eso? ¿Quién era esa supuesta "conciencia" que le habló en su primer desmayo? ¿Por qué comenzó a vomitar sangre tan de repente?

   Demasiadas incógnitas, muchas dudas, grandes enigmas y poco tiempo si se querían resolver antes de que Estados Unidos dejara de ser Estados Unidos. Dos meses más o menos hasta que fuera 4 de Julio. Imposible resolver todo si vomitaba sangre de esta forma y se seguía desmayando.

   Siguió dándole vueltas en su cabeza una y otra vez, sin tener en cuenta el lugar en el que se encontraba. Y no se le ocurría nada que pudiera resolver sus dudas.

«¡Despierta!». La misma voz que oyó en su sueño, y que se proclamaba como su conciencia, le gritó en la mente de forma fugaz.

   Inglaterra abrió los ojos y sacó su rostro de debajo del agua. Su respiración se recuperaba poco a poco al ritmo en que su pecho subía y bajaba. ¿Cuándo había cerrado los ojos? ¿Cuándo había dejado de respirar? ¿Y cuándo se había hundido en la bañera?

—Hora de salir —afirmó, a sí mismo, saliendo inmediatamente del agua.

    Pero que cosas... Su suerte no podía ser mejor. Al salir de la bañera el teléfono fijo comenzó a sonar a lo lejos de repente, dándole un susto que jamás imaginó, y de la sorpresa se resbaló por el suelo mojado ya cayó de cara contra las baldosas del baño. Hoy era otro gran día para el no tan gran Inglaterra.

    Se levantó gruñendo, al menos no se había hecho mucho daño. Se tapó con uno de sus albornoces, a pesar de que estuviera solo en su casa, y salió del baño a paso acelerado para contestar la llamada antes de que colgaran.

—¿Diga? —dijo, con voz seria.

Bonjour! Habla el país del amor —se oyó por el otro lado de la línea. Inglaterra solo maldijo al cielo intentando no soltar todas aquellas palabras malsonantes que rondaban por su mente.

—Voy a colgar —contestó, al fin, pensando que esa sería la mejor respuesta que podía dar sin iniciar una pelea. No tenía la paciencia suficiente como para aguantar al bastardo del vino.

Non! —exclamó, dejando casi sordo al inglés—. Vengo a darte una gran noticia —Inglaterra se quedó callado un momento sopesando si sería buena idea escucharle.

Good bye America [UsUk/UkUs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora