Nos dormimos casi al amanecer, luego de charlar tanto, y me desperté cuando rondaba el mediodía. Loy dormía a mi lado tranquilamente.
En lugar de preparar desayuno, me puse a hacer el almuerzo, quería darle una sorpresa cuando él despertara.
Fui a despertarlo casi a las dos de la tarde. Le di un beso en la frente y se desperezó con calma, me sonrío y tomándolo de la mano lo guié hasta la cocina.
—¿Lo preparaste tú? ¿Aprendiste a cocinar? —me preguntó curioso viendo la mesa arreglada y los platos servidos.
—Sí, y es que tú cocinas muy mal, por lo que prefiero que ni siquiera lo intentes —comenté haciéndome el gracioso, aunque era cierto.
—Pero que cruel de tu parte decirme eso ahora, sólo porque crees que en algún momento lo voy a olvidar —me miró riéndose.
—Mmm... Tal vez debería contarte todos mis secretos —continué jugando.
—¿De verdad tienes secretos? Si es así me dejaré una nota a mi mismo, para que te interrogue cuando vuelva a ser el de 21 años —me observó entre serio y juguetón.
—No. No te oculto nada —contesté. "Sólo que el de 21 años ya no me ama y ha terminado conmigo y por eso aprovecharé de disfrutar un poco más de ti, porque tú aún me amas", pensé mientras le sonreía.
Luego de él pasar al baño para estar más presentable, nos sentamos a comer, mientras seguíamos charlando de muchas cosas. Por la tarde estuvimos juntos, disfrutando de la compañía mutua; era como antes, o mejor si es que cabía; él confiaba en mí, me creía y me amaba; me miraba con esos ojos ilusionados que ponía cuando yo me mostraba cariñoso con él.
Después de varios meses de tener que ser sólo un cuidador, por fin podía volver a besarlo, a sentirlo en mis brazos sabiendo que él me respondía afectivamente.
Definitivamente, si Loy se iba a quedar alguna vez atascado en alguna época pasada de su vida, preferiría sin lugar a dudas a que fuera esa; el adolescente que me amaba y se esforzaba por quebrar parte de sus hábitos y rutinas, sólo por estar conmigo.
Esa tarde nos amamos, volví a sentir la intensidad de su deseo, complacerme con su orgasmo, volver a sentirlo mío, besar su cuerpo y transportarnos juntos en el placer hacia el lugar donde aún existen los sueños, donde cada ilusión, y cada esperanza aún permanecen. Me envolví de su aroma, de su calor, acaricie cada centímetro de su piel, para acabar sobre él luego de numerosas y candentes estocadas; lo anhelaba... lo quería mío; no soportaba saberlo perdido.
Creo que con Loy como adolescente fueron los diez días que más disfruté en todo ese tiempo; fue como unas vacaciones, un descanso; mi novio que me amaba estaba de nuevo conmigo, en una versión más inmadura y tierna, pero estaba allí de nuevo, y lo mejor era que ese Loy no tenía nada que ver con Paolo Valdés.
Lo mimé lo más que pude, y aunque tuve que lidiar con muchos de sus hábitos; costumbres que el de 21 había dejado de lado, no así el de 17 con el que ahora me hallaba, a pesar de eso, era todo más relajado que cuidar a un adulto que se ve a si mismo como un infante.
Durante esos días Loy quería entender todo lo que acontecía; creo que comprendió mejor que su propia versión de 21 años lo que estaba pasando, y aunque no quería nombrarle a Paolo, cuando llegaron los resultados de los exámenes tuve que yo afrontar la realidad: tenía que decirle toda la verdad.
Me miró serio, analizando cada cosa que le decía, cuando al fin le dije el motivo del accidente, y le conté sobre Paolo y su nueva relación con él; si es que podía llamar a eso una relación, y también del uso de drogas.

ESTÁS LEYENDO
Criando A Mi Novio
Short StoryBrandon y Louis son novios y viven juntos desde hace dos años, pero un accidente provoca que Louis pierda la memoria y que crea que tiene sólo cuatro años... La vida de ambos cambiará cuando Brandon tenga que cuidar de su ahora infantil amado y sopo...