Criando A Mi Novio

07

Al día siguiente fue a ver al médico, necesitaba que alguien que no fuera yo le explicara todo lo que había pasado, y no quiso que lo acompañara.

Las horas comenzaron a transcurrir y él no llegaba y empecé a preocuparme. Llamé a su celular y sonaba y sonaba, pero él no respondía, hasta que al final contesto.

—ya no me molestes, estoy ocupado —dijo y la voz se le sentía extraña y alguien más río a su lado.

—¿Dónde estás? ¿Te encuentras bien?

—Estoy teniendo sexo con Paolo y nos estamos divirtiendo...

—No volveré a molestarte. —Corté la llamada.

Reprimí las ganas de llorar una vez más y descargué mi frustración en algo útil; me concentré en limpiar y ordenar la casa.

A la hora del almuerzo mandé un mensaje de texto a Eloise: "Loy Recuperó la memoria, se encuentra bien, pero no recuerda estos últimos tres meses, pensé que te interesaría saberlo". Al poco rato me respondió de igual forma: " Me alegro por ello, ahora podrán seguir jugando a la casita feliz, felicidades a los novios".

Eran cerca de las cinco cuando timbró mi celular, era Loy.

—Dime Loy, ¿Qué quieres? ¿Aún te diviertes? —pregunté con sarcasmo y molestia.

—¡Lara! ¡tienes que venir! ¡ahora! —escuché la voz urgida de Paolo.

—¿Qué pasó?

—Louis se desmayó, se puso raro de pronto y empezó a hablar cosas extrañas y luego sólo se desplomó en el piso, no sé qué hacer...

—¿Cómo que no sabes qué hacer? Podrías haber llamado una ambulancia ¿No? —casi le grité.

—No puedo... estábamos consumiendo algunos ácidos...

—¿Cómo que algunos ácidos? ¿Qué mierda le diste a Loy?

—Sólo son unas drogas recreativas, es para que se desinhiba, ya sabes, era parte del juego, pero no pensé que lo afectaría...

La voz de Paolo era angustiosa, y yo me debatía en ese momento entre si salir corriendo a atenderlo o si dejar que Paolo se las arreglara con Loy, después de todo yo era el que sobraba ahora entre ellos dos.

Pero me sentiría culpable si me quedaba allí sin hacer nada, por lo que le pedí la dirección y partí lo más rápido posible hasta allá.

Loy estaba sobre un sillón semi desnudo y seguía inconsciente.

—¿Cuánto tiempo lleva ya así? —le pregunté a Paolo.

—No sé, tal vez una media hora.

—Puede ser una sobredosis de drogas...

—No, imposible, yo tomé la misma cantidad que él y estoy hasta lúcido ¿lo ves? —respondió haciendo un gesto con las manos de mostrarse a sí mismo.

—¿Cada vez que se han juntado han consumido drogas?

—Bueno sí, se las he dado en la bebida —confesó con algo de culpa—  era para que se le quitara lo acartonado, ya sabes...

—¿Loy no sabe que ha estado consumiendo drogas?  —quise confirmar sus palabras.

—Sí, eso mismo  —musitó con una mueca y allí mismo le planté un combo en la cara.

—¡Eres un maldito imbécil! Llamaré a la ambulancia ahora, puede ser que tus estúpidas drogas sean las que hayan tenido a Loy con la cabeza revuelta todos estos meses  —me descontrolé enfadado, y en eso sentí un quejido.