Me asombré que ya había pasado más de una semana y Loy se comportaba muy tranquilo, aún así no sabía si había algún motivo para ello o era razón de alguna pequeña mejoría, aún le daba sedantes, pero eran mucho más suaves y habían sido recetados por el nuevo médico que lo estaba tratando ahora.
—¿Tienes hambre? —le pregunté una tarde mientras veía tv en el sofá, pero él negó—. ¿Te encuentras bien?
—Me estoy portando bien ¿Verdad? —musitó dudoso.
—Sí, estás muy tranquilo ahora...
—¿No me va a encerrar de nuevo si me porto bien?... no quiero volver a estar encerrado; no quiero que me abandonen otra vez...
Esa era la razón de que estuviera tan calmado; estaba asustado.
—No volveré a dejarte en ninguna parte, este es tu hogar, el hogar tuyo y mío. —le dije para hacerlo sentir mejor, en vez de eso unas lágrimas corrieron por su cara—. ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?
—No podré jugar nunca más...
—¿porqué dices eso?
—Debo portarme bien; debo ser obediente; nadie quiere a los niños malos; soy un niño malo... por eso nadie me quiere... debo ser obediente; debo ser obediente, debo ser obediente... ya no debo jugar más... —comenzó a repetir de una forma extraña, y sus ojos se veían perdidos mirando hacia el vacío.
—¡Loy! ¡Loy! ¡Reacciona!... ¡Louis! —Lo sacudí intentándolo sacar de ese trance.
—...Debo ser obediente, obediente, obediente, obediente... debo tener una conducta adecuada, conducta adecuada...
—¡Maldita sea, reacciona! —nervioso e impulsivo le di una gran cachetada en un esfuerzo de intentar hacerlo reaccionar.
—¿Brandon? —me miró fijo a los ojos, asustado, reconociéndome por un instante, para luego desplomarse inconsciente en el sillón.
Yo no sabía qué hacer; si llamar una ambulancia, intentar despertarlo, o llamar al médico... ¿Qué había sido eso?
Opté por lo último; llamé al doctor por teléfono, y él me dio algunas instrucciones.
Lo llevé a recostar en la cama y le revisé el pulso y la respiración asegurándome que estuvieran normales, vigilé el tiempo que llevaba inconsciente, esperando que reaccionara pronto, y como a la media hora despertó.
—¿Loy? ¿Estás bien? ¿Sabes quién soy? —pregunté con cautela.
—¿Quién eres? ¿Dónde está Adele?
—¿Adele? —repliqué más para mi mismo.
Hice memoria, él la había nombrado antes, era quien lo cuidaba en casa de su padre... ¿Qué pasaba ahora? ¿Otra regresión más?
—¿Sabes cómo te llamas? —pregunté por curiosidad.
—Louis... Ackerman
¿Ackerman? ¡No podía ser cierto!... Ese apellido; era uno de los mayores inversionistas del país, uno de los más poderosos, y los que tenían el monopolio más grande en la industria del gas natural.
¿Sería posible que el padre desconocido de Louis fuera Federico Ackerman?
—¿Cómo te sientes... Louis? —lo llamé por su nombre real y no por el apocope que yo usaba.
—¿Por qué estoy aquí? ¿Es porque papá se va a casar?... Él nunca me va a querer ¿Verdad?
Fue una semana completa con Loy así, y volvíamos a partir desde cero.

ESTÁS LEYENDO
Criando A Mi Novio
Kısa HikayeBrandon y Louis son novios y viven juntos desde hace dos años, pero un accidente provoca que Louis pierda la memoria y que crea que tiene sólo cuatro años... La vida de ambos cambiará cuando Brandon tenga que cuidar de su ahora infantil amado y sopo...