Tino se hallaba boquiabierto después de lo que acababa de suceder. Él sabía que tenía que hacer algo al respecto, pero ¿qué? Tenía miedo de lastimarlo si intentaba agarrarlo. Continuó mirando hacia al cielo, buscando a Berwald.
Se puso de pie. No podía permitir que su compañero se le escapara de ése modo. Sin embargo, cuando comenzó a prepararse para la transformación, un resplandor dorado atravesó el cielo. Tino no podía apartar los ojos de aquel dragón.
—No tengo ninguna oportunidad —Se dijo a sí mismo, luego de tragar saliva.
El dragón que acababa de aparecer era al menos el doble de su tamaño y no podía calcular la fuerza que éste poseía.
—Se ha transformado por completo, Sigurd —Tino se debatía internamente sobre lo que debía hacer a continuación, pero estaba tan impresionado por la aparición de aquel dragón dorado que su mente estaba completamente en blanco.
—Podríamos atacarlo entre ambos —Sigurd le sugirió pero luego contempló al pequeño dragón rojo que estaba recostado sobre su hombro:—Pero no puedo dejar a este chiquitín —Sabía que no podía dejarlo deambular por ahí sin protección. Podría extraviarse en el bosque y quién sabía cuándo volvería a renacer.
Tino cerró los puños por culpa de la frustración que se estaba acumulando en su interior.
—¡Pero Berwald podría lastimarse a sí mismo! —Tino estaba desesperado. Volar de ése modo solía exigir mucha energía al cuerpo y Berwald aún no estaba acostumbrado a ello. ¿Y si volvía a perderlo por alguna circunstancia? Sentía como si no pudiera respirar en ese instante, como si algo le apretara el pecho.
Sin embargo, Sigurd tenía sus propias preocupaciones. Era el guardián de aquella criatura y aunque Magnus parecía no tener el menor interés en ella, estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario.
—Lo sé. Pero Magnus sigue sin aparecer, Tino. No puedo, lo siento —Sigurd bajó la cabeza, avergonzado. Lo último que deseaba era fallar de esa manera a su amigo.
Pese a que estaba algo enfadado por aquella respuesta, Tino le daba toda la razón a Sigurd. Si estuviera en su lugar, hubiera hecho lo que fuera necesario para proteger a aquella criatura inofensiva. Sin embargo, estaba determinado a ir por su compañero, aunque ello le pusiera en un grave peligro.
—Iré a hablar con él. Estoy seguro de que me recordará —explicó, aunque tenía sus dudas.
Sigurd arrugó la frente e intentó frenar a su compañero, pero Tino salió corriendo de inmediato. No había nada que pudiera decirle que le haría cambiar de opinión. Sólo esperaba que no ocurriera una tragedia.
—Magnus, regresa pronto —Sigurd rogó en voz baja mientras que contemplaba a la criatura que acababa de salir del huevo. Era tan débil, vulnerable. ¿Cuánto tiempo más resistiría sin su otra mitad? Si llegaba a morir, tendría que esperar siglos hasta que renaciera de vuelta. Aquellos huevos de dragón aparecían con muy poca frecuencia y era casi un milagro que hubieran encontrado tres.
Levantó la mirada para ver lo que estaba haciendo Tino. De cierta manera, envidiaba aquella determinación que lo empujaba a seguir. A pesar de que las probabilidades estaban en su contra, Tino se rehusaba a dejarse vencer. Mientras tanto, él estaba totalmente paralizado, sin poder moverse de aquel lugar.
Tino se quitó la ropa y tras un par de sacudidas, consiguió transformarse. Tenía miedo, pero sabía que no podía permitir que Berwald se expusiera en un peligro innecesario.
—¡Por favor, escúchame un segundo! —Tino exclamó mientras que se acercaba al otro dragón con cierta precaución. Nunca le había tenido miedo, no hasta ese momento. ¿De qué era capaz su compañero?
YOU ARE READING
El dragón y yo [DenNor/SuFin]
Fanfiction[PARODIA] [FANTASÍA MEDIEVAL] Magnus y Berwald son dos jóvenes que buscan la aventura de su vida. Por supuesto, hasta que se encontraron cara a cara frente a un dragón. Pero el destino les deparaba algo más que un simple encuentro. Créditos de la p...