N O V E

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Martes 18, Abril 2017.

Cara nipote.

Siempre me ha gustado que las cosas se llamen por su nombre original. Anteriormente te mencionaba que odio los diminutivos en los nombres de las personas, y algo parecido me pasa con los títulos de libros, películas, novelas líterarias, canciones y/o álbumes musicales. Siempre trato de identificar estas cosas por su título original.

Aunque hay una película llamada originalmente The Notebook, pero su título en latinoamerica me ha dicho Lucian que es Diario de una pasión. He de ser sincera y decir que éste último me gusta mucho más.

Me encanta la palabra pasión.

El dolor puede ser pasional. Así como el amor, el odio y el placer.

Mi madre creía que la felicidad lo era todo para el ser humano. Yo creo que la felicidad es sólo algo más.

Puedo ser feliz sabiendo que en algún lugar del infierno Juana del Arco y Che Guevara bailan tango, pero esa felicidad solo dura un momento. Puedo sufrir recordando la barbarie que vivió Anne Frank, pero ese sufrimiento solo dura un momento. Pero pienso en esas tres personas y solo puedo definirlas como: pasión.

Una pasión que no se extingue y que ha sobrevivido hasta nuestros tiempos. Una pasión que marcó historia.

Porque ellos sufrieron, amaron, odiaron, experimentaron el placer y también fueron felices en algún momento. Y lo hicieron con pasión.

Por eso sus historias siguen y seguirán vigentes. Porqué no solo mostraron a lo demás la comodidad de la felicidad.

Talvez tuvieron miedo a sufrir, pero no a mostrarselo a los demás.

A lo largo de mi vida, he visto como las personas fingen ser felices o fingen estar tristes todo el tiempo para ocasionar lástima en los demás. No muestran al público sus diferentes fácetas y es patético. Tú, como ser humano tienes que experimentar la libertad de poder concebir todos los sentimientos posibles y sentirte con la gracia de no ocultarlos aún así sean malos o buenos. No temas a sonreír o llorar en público. Es natural y hermoso.

Voy a adjuntar a esta carta algo que recuerdo escribí a los trece años cuando me sentía vacía:

A veces, cuando mi vela no alcanza a iluminar todo la habitación, me deprimo.

Pero sé, muy dentro de mí, que no es justo que llore. Entonces dejo de hacerlo.

Y entonces la espuma solo corre por mi cuerpo.

Entonces solo me sirvo un vaso de agua cada noche antes de dormir.

Y entonces solo estoy flotando.

Me sentiría mas humuna si flotara como un globo, pero solo floto como una luciernaga sin luz.

Dejándolo, dejándolo todo.

Ellos pueden amar, ellos pueden fallar, ellos puenden quebrar y odiar ilusiones vanas.

Pero yo simplemente vivo sin razon.

Cada día, cada noche, sin amar ni odiar a nadie.

Cada día, cada noche, sin esperar ni dar nada.

Y es que me importa tan poco todo lo que me rodea, y me odio y doy asco por eso.


Con pasión, Lakewood.

Letras de una pasión contenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora