S E T T E

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Jueves 30, Marzo 2017.

Estimadisíma Flaviana.

¿Todo va bien, cariño? Espero que si.

En mi juventud yo tenía un vestido color celeste cielo con girasoles estampados que me encantaba mucho. Ayer alguien trajo al asilo ropa para nosotros desde Noruega, y venía un vestido parecido a ese. Me emocioné mucho por los recuerdos que me traía y pedí quedármelo, pero otra señora acá —que no voy a mencionar su nombre, porqué es igual de desagradable que ella— quería quedárselo también. A mi no me gusta entrar en riñas y menos de ese tipo. Así que le dije: quedátelo. Y es más, soy tan generosa que fui por la noche con tijeras a hacerle arreglitos para que se amolde a su figura. Espero le guste sentir el viento en los pezones.

Sto scherzando, tesoro!

El caso es que me encantan los girasoles y en Toscana, Italia hay muchos.

Una vez mi padre me regaló media docena, fue un 3 de diciembre de 1956. Yo quería que estuvieran vivos todo el tiempo, pero lo hermoso no perdura mucho. Si yo he llegado a la vejez es puro milagro, querida nieta.

Siento que hoy me he levando con una pizca de narcisismo.

O talvez nací con una pizca de narcisismo.

En la década de los 60 me gané una reputación no muy linda. Todo el mundo decía que era muy egocéntrica, antipática y mentirosa. En ese entonces mi lema era: "por cada mentira que ellos me dicen, yo les digo tres" y todo estaba bien, hasta que eso perjudicó a mi familia. Ya sabes, el karma no es un mentiroso.

Las personas de mi edad y compañeros de teatro rumoreaban mucho sobre mí, y más aún cuando me uní a la banda de chicos que usaban patinetas por las tardes cerca de la Fuente de Neptuno. No admitían chicas, porqué según ellos las recién inventadas patinetas eran sólo para personas sin vagina, pero yo convencí a Piero (¿recuerdas la carta dos?) que me dejara entrar a esa especie de club sexista... digo, masculino. Él era el dueño de las patinetas (¡un padre con dinero era el suyo!), así que sí, pasé a formar parte de los chicos patinadores.

Todos murmuraban que me habían aceptado en el club por haberles mostrado mis senos. Yo me enojaba con todos, porqué a ellos les encantaba quemar a las brujas incluso si no eras una. Y yo era el tipo de bruja que decía: queménme.

Habían también chicos que se me acercaban pidiéndome que les mostrara mis senos a ellos también.

—Filipo asegura que vio cuando tu papá se acercó a la esquina de la Piazza della Repubblica y tu intentaste taparte los pechos rápidamente con la blusa para que él no viera que se los mostrabas a Piero y a sus camaradas.

Escuché eso tantas veces. Y tenía que responderlo tantas veces.

 —Ruego a Dios que haya podido taparme a tiempo. ¿Te imaginas el drama que se formaría si mi padre viera mis senos desnudos en plena plaza? ¡No, claro! No te lo imaginas... O talvez sí. Dime por favor si fue útil taparme. Al cabo tú sabes más que yo. —Y reía. Siempre trataba de reír.

La gente solía decir "nunca tires algo bueno" pero si ellos dejaban caer mi nombre, no había ninguna problema en que yo pisoterea el suyo.

A veces el karma es muy lento, y a mí me gustan las cosas rápidas.

Con amor, Maggielane.

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N/A:

En el capítulo hay algunas frases parecidas a la letra de la canción I Did Somenthing Bad de Taylor Swift, espero no me demande por inspirarme en sus canciones, equis de. Aparte también está inspirado en el vestido color celeste cielo que usó ayer mi madre.

¡Saludos! y perdón por tardar tanto.

Letras de una pasión contenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora