Enfrentando demonios 2

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{Laurel}

Tiempo actual...

De nuevo estaba en Italia, país que se estaba convirtiendo en mi segundo hogar al albergar ahí a mi hermano por decisión —LuzBel— y a su terca castaña Isabella; la calma había llegado a sus vidas y era motivo suficiente para celebrar, a parte del cumpleaños de Isabella.

Maokko, Tess, Lee y yo habíamos hecho todo un itinerario de celebración y obligamos a los demás a cumplirlo al pie de la letra. Otra vez Darius estaba frente a mí y hasta me reclamó por haberme negado a sus llamadas durante todo ese tiempo; le dije que no había tiempo para él, cosa que obviamente era una total mentira y solo buscaba ser el doble de perra para que se alejara de mí y me hiciera el olvidarlo un poco más fácil.

Solo rio cuando le respondí así y me preguntó si lo que me había hecho Fabio estuvo más rico que lo que él me hizo; me quedé de piedra cuando soltó aquello y quise matar a Fabio por lengua larga. Darius no me dio detalles, pero me explicó que el susodicho era un hombre que necesitaba sacar lo que sentía y se sentía muy culpable luego de que se enteró de que Darius y yo nos acostamos. Se suponía que los caballeros no tenían memoria y se lo dije a Darius muy molesta, se defendió con que los caballeros no tenían memoria, pero sí los amigos y por eso Fabio fue claro con él.

Ese día me decidí a ser clara con aquel chico de pecas que me volvía loca y le dije que yo era así, algo que él ya sabía y aseguró no importarle ya que al igual que yo, él también había tenido acostones de una noche luego de haber estado conmigo.

Eso era lo que lo hacía un hombre más peligroso para mí.

Darius me conocía a la perfección, sabía que yo era aventurera y disfrutaba del sexo ocasional con quien se me diera la gana; él estaba consiente que era una mujer que disfrutaba sin temor a lo que pensaran de mí y aseguró que era eso lo que le gustaba. Yo también estaba consciente de cómo era él y sabía a la perfección que había muchas chicas del momento en su vida y no me sentía celosa, no lo hacía porque estaba segura de que al igual que yo, él tampoco me sacaba de su cabeza por muchos acostones que tuviera a diario. Sin embargo, yo sí tenía miedo a enamorarme de él y a decepcionarme cuando me pidiera algo que no iba a darle.

—¿Y tú qué piensas hacer? —me preguntó Isabella cuando estábamos en un restaurante siendo de madrugada, luego de haber salido de un club.

A todos les dio por comer y mientras esperábamos por nuestros pedidos nos pusimos a hablar de lo que había sido la vida y los planes que teníamos para el futuro. Me había graduado recientemente y deseaba hacer el viaje con el que siempre soñé antes de esclavizarme a un trabajo y ya tenía todo listo.

—Pretendo ser como una estrella fugaz y viajar a distintas partes del mundo —expliqué y agregué lo de estrella fugaz solo para recordarle al chico de pecas que estaba atento a mi respuesta, que yo jamás sería suya ni de nadie—. El estudio me agotó, tengo mis ahorros y antes de esclavizarme en el trabajo voy a viajar y a disfrutar —añadí para que no se dieran cuenta de mi objetivo anterior.

Perversa Seducción ® (21+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora