Típica confusión

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Gracias a quienes han votado y también a las personas que jugaron a la trilogía corazón en reino preguntados. Hubieron muchos retos y me alegra que aun recuerden mucho acerca de mis niños (los libros). Aquí está la recompensa de sus retos.

Nos leemos el martes y no olviden que los quiero mucho.



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{Laurel}

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{Laurel}

Había leído pocas veces en mi vida algún libro de romance y casi siempre fue del típico cliché o romanticismo empalagador para mi gusto, por lo mismo llegaba hasta la mitad y de allí no pasaba. De lo poco que leí aprendí sobre ciertas situaciones que ocurrían, mismas que me parecían absurdas o hasta graciosas, por lo mismo no creí estar nunca en una similar.

Hasta que pasó.

Cuando Darius me pidió que cogiera su móvil no imaginé que lo hubiese cambiado y que dicho aparato fuera idéntico al mío; no supuse que tal cosa fuese un problema hasta que quise saber cuál era mío puesto que llevé ambos en una sola mano mientras que con la otra tomé la de mi novio —aún me costaba asimilar nuestra relación—.

No era de las que invadían la privacidad de nadie y mucho menos la de personas cercanas a mí, pero necesitaba saber cuál era mi móvil cuando Darius se fue con su guardaespaldas y fue ahí que recordé que leí mi situación en un libro y me reí por eso. La única manera de saberlo fue activando la pantalla de ambos ya que el mío tenía una imagen muy peculiar, sin embargo, no esperé ver aquel recuadro de texto en la pantalla del que era obvio pertenecía a Darius y la verdad es que no supe ni cómo reaccionar a lo que leí.

¡Puf! Típica confusión.

Cuatro días atrás me convenció de ser su novia, etiqueta a la cual temía. Ese día no solo decidí darme una oportunidad con él sino también me decidí a cometer un error que tal vez un día pagaría caro, pero era cobarde y no deseaba decirle lo de mi infertilidad.

Al menos no todavía.

Darius estaba enamorado de mí y lo confesó con facilidad, yo también lo estaba de él, aunque no se lo dije en ese momento por mantener un poco la calma que le había pedido. Acordamos no tocar el tema de hijos con la excusa de que era muy pronto y lo aceptó sin rechistar; durante todos esos días habíamos estado de maravilla y no me arrepentía en ningún momento de ser su novia, tampoco en aceptar el trabajar para él y ayudarle a obtener la custodia de Dasher, pequeño que ya estaba amando y con eso logró lo que su futuro padre todavía no.

Amar eran palabras mayores.

«¿Y podría saber qué me hará en su oficina, señor Black?»

No podía sacarme de la cabeza esa maldita pregunta y mucho menos a su destinataria, chica que estaba bajo mi mando ya y de la cual podía deshacerme con facilidad, no obstante, siempre fui una mujer segura de mí misma y no iba a cambiar ese hecho por una «Rulitos» que a leguas se notaba que estaba enamorada de mi novio.

Perversa Seducción ® (21+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora