Capítulo 20

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Créditos de imagen a su respectivo artista♡

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Bakugou se removió en su cama debido al tacto de los jodidos dedos de Kirishima que le acariciaban con delicadeza la mejilla. Bakugou gruñó por eso, ese idiota lo había despertado. Frunció el ceño y se acercó aún más a él al sentir aquel espacio entremedio que entre ellos había, un espacio innecesario y bastante frío a pesar de las sábanas que los cubrían hasta las costillas. Se acercó susurrándole que se fuera a la mierda y pasó su brazo sobre su costado y lo abrazó aún con su cuerpo somnoliento.

Kirishima sonrió ante eso. No, ya había estado sonriendo desde que despertó hace más de una hora y que ahora esbozaba con más alegría después de ser abrazado. Sabía que despertar a Bakugou estaba mal, él odiaba que lo despertaran antes de que la alarma lo hiciera, pero el cenizo no recordaba que había sido él mismo el que hace unos 50 minutos había apagado su teléfono ante la ruidosa alarma, lanzando el aparato detrás de la cama, murmurando con sueño "Vete al carajo" y volviendo a dormir a su lado.

Diez minutos más pasaron después de eso, Kirishima sabía que Bakugou no estaba durmiendo y que se le sería difícil conciliarlo si la luz del sol les llegaba a ambos sobre sus cabezas con fuerza. Lo notaba, además, por la forma en que sus párpados a veces se movían o cuando sin que él mismo se percatara, le rozaba la espalda al pelirrojo con sus dedos como si quisiera acariciarlo perezosamente. Pero sabía que si se lo decía arruinaría el momento, así que buscó otra manera de "despertarlo". -Bakugou, oye... -Susurraba en voz baja, llamándolo. -Blasty... Oye, el comedor ya debe estar abierto...

-¿Y? -Preguntó con pesadez.

Kirishima llevó su mano hasta su nuca y acarició sus cabellos, admirando una vez más lo bello y agradable que era ver a Bakugou con los ojos cerrados, tranquilo, sin pelear con nadie, y sobre todo, estando así de cerca a su lado. -¿No tienes hambre?

-No, ¿y tú?

-No, yo tampoco. -Y es que tenerlo así le era suficiente, porque todas esas mariposas le llenaban el estómago. Y si consideramos que Kirishima era uno de los chicos con un hambre bastante insaciable y que era conocido como tener un estómago sin fondo, la cantidad de esos hermosos insectos que tan feliz y bobo lo hacían sentir debía ser incalculable.

Bakugou se acercó aún más y apoyó su cabeza debajo del mentón de Kirishima. -Entonces cállate, mierda. -Dijo con voz ruda y adormilada, sintiendo en silencio con claridad los fuertes y apresurados latidos del corazón del pelirrojo, que para Katsuki eran como una canción de cuna que lo relajaban de una forma extravagante, queriendo que la flojera que tanto odiaba y que nunca permitía acercarse a su cuerpo sólo por esta vez le hiciera una visita.

Kirishima entendía que incluso si Bakugou utilizaba un tono tan tosco como ese para sus respuestas, muchas de las veces que se las dirigía a él no iban con la intención de intimidarlo o incomodarlo. Rápidamente fue aprendiendo esas expresiones y sonidos variados que Bakugou utilizaba no solamente para comunicarse con los demás, sino que también con él. Aprendía más que en la escuela, debía aclarar. Y que eso sucediera lo hacía creer que él era especial, que en verdad era alguien especial para Bakugou, porque siempre los tratos que les entregaba a los demás y que también se los entregaba a él y a veces tres veces peor de lo normal, siempre llevaban un significado contrario a lo que demostraba o realizaba. Y eso él ya lo tenía más que claro, todos lo tenían más que asumido. Porque un "Te odio, maldito bastardo" que ellos recibían no significaba lo mismo que cuando se lo decía a Kirishima.

Porque el vocabulario de Blasty era especial exclusivamente para Kirishima, para nadie más.

Abrazó a Katsuki aprovechando que había reposado su cabeza en su cuello. -Entonces quedémonos un poco más. -Murmuró frotando su mejilla contra los cabellos del rubio.

Un triste y loco amor de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora