Capítulo 8

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Aquella tarde, el grupo rojo se encontraba divirtiéndose y bañándose en el lago. Las chicas tomaban el sol y comían sandía, mientras que los chicos jugaban a los ahogados en el lago. Aizawa-sensei se encontraba vigilándolos debajo de un quitasol que las chicas le habían ofrecido, puesto que al guía no le gustaba el sol y quería tomar una siesta con tranquilidad. Dejó a Yaoyorozu a cargo.

-¡Chicos, si siguen jugando así terminarán ahogando a alguien de verdad! –Les gritaba la pelinegra desde la orilla del lago, espantada porque todos intentaban hundir a Shoji junto con Satou, pero debido a sus diferencias corporales estos dos los ahogaban a ellos.

Kaminari salió desde el fondo del agua tomando aire desesperado, llevándole un horrendo susto a la chica a cargo de los infantes. -¿C-Cuál crees que es el punto? –Le preguntó a Yaomomo dejando de lado su desesperación por respirar para ahora llamar animosamente a Ashido para que jugara con ellos. -¡Ashido, ven!

La chica saltó de su lugar de inmediato y voló hacia el lago. -¡Allá voy!

-¡E-Espera! ¡Puede ser peligroso para ti, Ashido! –Le advirtió la pelinegra a la peli rosa, viéndola correr hacia Sero y Kirishima con velocidad y, luego de tomarlos por la cabeza a ambos desprevenidos, ahogarlos mientras reía. –Qué... -Yaoyorozu entendió que los chicos no serían un problema para ella, por lo que decidió dejarla ser.

Midoriya salió del agua. Él, a diferencia de los demás, decidió que jugar a los ahogados era un poco peligroso y decidió que mejor sería bucear un poco. Aizawa-sensei le facilitó unos lentes de agua y un par de aletas para los pies, y luego de darle las gracias se dedicó a investigar el fondo del lago, tomando notas de todo lo que veía.

El pecoso se quitó los lentes y comenzó a buscar con la mirada hacia sus compañeros y demás. -¿Dónde está Kacchan? –Preguntó dando vueltas en su lugar en busca del rubio a quien le había perdido el rastro luego de verlo meterse al agua. -¿Se habrá ido?

Pero, Midoriya estaba en lo incorrecto. Bakugou seguía en el agua, aunque un tanto alejados de los idiotas para no ser molestado. Ese día no quería ser molestado.

Bakugou se encontraba flotando completamente boca arriba, mirando al cielo y dejando que el sol comenzara a tostar de a poco su piel pálida. No podía escuchar nada más que el sonido del agua chocar contra sus orejas y los gritos lejanos del grupo de chicos. No dijo nada, tampoco podía pensar en algo. Dentro de su cabeza solo se encontraba el recuerdo de lo ocurrido, siendo esa la razón por la cual todo el día estuvo actuando como si fuera un cuerpo sin alma. Pasando de todos y todas, sin hablar, sin maldecir, sin emitir el más mínimo ruido. Nada.

Ayer había sido quizá el peor día de su vida. Realmente, el peor de toda su vida hasta ahora.

Había sido rechazado por Kirishima y literalmente lo habían mandado a la "zona del amigo". No, mucho peor, al de "mejor amigo". Quizá eso solo aumentaría su odio total hacia tal palabra tan estúpida e insignificante. Para él era fácil odiar esas cosas y a las personas que consideraba inferior o innecesarias, siendo éstas la mayoría. Pero, por más que buscara razones para odiar a Kirishima no pudo encontrarlas. Por mucho que se rompiera la cabeza ayer durante la noche y durante toda esa tarde, incluso en ese momento, mientras se dejaba manipular por el agua y se dejaba tostar como a un pan.

Él no tenía la culpa, ya debía de dejar de pensar de esa forma. La culpa era la del mismo Bakugou por hacerse ilusiones estúpidas y fantasiosas por lo que supo desde un principio que no podría suceder. ¿Salir con un chico? Qué necio. ¿Salir con Kirishima? Pff, Kirishima era mucho más de lo que el rubio merecía.

Un triste y loco amor de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora