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Molesto, estaba molesto, no, era más que eso, Watanuki estaba furioso si eso era estaba furioso, ¿el motivo? Nada más y nada menos que el estúpido de Doumeki.

Ese barril sin fondo llevaba una semana ignorándolo, ¡ni siquiera se había atrevido a aparecerse a la hora del almuerzo! y él gastando su maravilloso tiempo y energía, incluso se había tomado la gran molestia de preparar el sushi nari que a ese idiota tanto le gustaba. Claro, no es que lo hubiera hecho especialmente para el moreno, simplemente que a él se le había antojado y por eso decidió prepararlo, ya que había hecho demasiado y dado que el es sumamente generoso decidió compartir un poco con ese glotón, pero él nunca se presentó, es más la linda de Himawari-chan se ofreció para llevárselos a su entrenamiento pero este ni siquiera estaba ahi para recibirlos, entonces ¿dónde diablos se había metido?

Aparte de eso se pasaba ignorándolo en las clases y cuando se lo topaba en los pasillos este pasaba de largo, ni siquiera le dedicaba una mirada, ¡nada!, como si él no existiera, definitivamente esto le irritaba a Watanuki.

La incógnita era el porqué le molestaba tanto, siempre había querido que ese tonto lo dejara en paz, que no se le acercara a Himawari-chan o a él, que no interrumpiera los momentos que tenia a solas con la chica y en esa semana se habían dado tantas oportunidades con ella pero él las había dejado pasar por estar pensando en Doumeki y en su cambio tan repentino.

La gota que había derramado el vaso había ocurrido esta tarde, en la calle de regreso a la tienda de Yuko-san, se giro pues sintió que alguien le taladraba con su mirada, al hacerlo notó que era el moreno, al paso que llevaba este pronto le daría alcance así que decidió detenerse.

-¿Porqué siempre tengo que toparme contigo?, tan bien que la había estado pasando estos días sin ver tu horrenda cara, supongo que mi racha de buena suerte ha terminado...

Watanuki iba a seguir alegando pero para su sorpresa el arquero como lo venía haciendo estos días paso de largo, sin siquiera mirarlo, o atreverse a protestar por los comentarios del más bajo, simplemente siguió su camino.

¿Se había pasado con sus palabras?

-¡Oye!-. le gritó, pero no obtuvo respuesta alguna

-¡Oye te estoy hablando!

El menor ya no soportaba más, ¿cómo se atrevía a ignorarlo de manera tan sínica?, no señor, esto no se iba a quedar así, él necesitaba una respuesta y la iba a obtener en ese mismo momento.

Aunque pensándolo bien ¿qué es lo que le iba a decir? Hey Doumeki ¿porqué ya no me hablas?, ¿por qué me ignoras? ¿Acaso ahora soy invisible? ¿Pero qué mierda le estaba pasando? ¿Qué clase de preguntas estúpidas se estaba haciendo? ¿Y por qué rayos le importaba tanto lo que el moreno pensaba?

Enfrentarlo en la calle no le parecía una buena idea, el mayor ya llevaba varios metros de distancia, maldito Doumeki pensó. Decidió seguirlo para así enfrentarlo cuando el considerara el momento adecuado.

Aún no se explicaba el porqué de su comportamiento, si el arquero hace unos días había acudido a su rescate en el parque cuando él casi pierde la vida. El simple hecho de recordarlo hacia que se formara un vacío en su estomago y la angustia lo invadiera.

-flashback-

Se encontraba demasiado débil, incluso el caminar era una actividad muy difícil en esos momentos. Él lo sabía, Yuko-san e incluso el moreno se lo habían advertido, no tenía que volver a verla, o el precio sería demasiado caro, pero el estar con ella siempre era tan agradable... tan cálido, una calidez que el estaba casi seguro ya había olvidado hace mucho. El pasar el tiempo con aquella linda mujer era lo mejor que le había pasado en esos días, Yuko-san no se encontraba, Himawari-chan siempre estaba ocupada e incluso el imbécil de Doumeki tenía un torneo pronto por lo que se la pasaba entrenando, así que todos estaban ausentes y él se encontraba solo.

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