Ciel Phantomhive Pov
Tal vez, lo único que trate de decirle todo este tiempo es que se quede conmigo, que me regale más de esas sonrisas dulces y venenosas, que finja cuidarme y que me cobije de todo el mal cuando es él quien lo provoca, cuando es él quien me destruye. H.E.
—
Decir que fui un completo estúpido es poco. Volví a caer ante él con una facilidad que raya en lo absurdo, básicamente camine a la boca del lobo y fui yo mismo quien terminó por cavar mi propia tumba y hundirme en ella como si nada más importara. El primer error fue leer aquella maldita tarjeta que deslizo bajo mi puerta y considerar vernos.
El segundo fue no rechazar de tajo todo lo que tenga que ver con Sebastián Michaelis. Aquel varón era y seguirá siendo un maldito manipulador mujeriego, uno que no cambiara su actitud por mi o por los que vengan después de que me bote como si no valiera ni un quinto, a él no le importa nadie, solo busca su placer importándole muy poco —puede que nada— a quien pisotea o destruye para conseguirlo y pese a que sabía todo esto termine por ir al maldito encuentro con él en el Atlantis.
No fue muy difícil escaparme un rato del set, había tenido una sesión esa misma tarde y mientras posaba para las cámaras volví a pensar que en verdad no debería ir, que era un error como todo lo que lo involucra, pero tras terminar, apenas y me dio tiempo de cambiarme. Sabía que me iba a arrepentir pero igual termine corriendo pese a que ya era tarde.
No lo entiendo, tampoco quiero hacerlo, pero en cuanto llegue me recibió el maître y me condujo hasta donde estaba Sebastián. Ver su expresión abatida mientras suspiraba y se terminaba el vino me provoco un extraño e inusual malestar. No era remordimiento o eso quiero creer, él me hizo cosas peores, así que dejarle plantado era lo de menos, pero no pude irme, fui incapaz de dar media vuelta y marcharme de ahí dejándolo en el olvido.
Tampoco pude negarme a su extraño ofrecimiento para ser amigos. Estaba más que loco, él y yo no podíamos serlo porque a pesar de que odie admitirlo, en algo tiene razón, entre nosotros hay una enorme atracción sexual. Una demasiado intensa que me impulsa a cometer locura tras locura siempre y cuando sea con él.
Eran impulsos primitivos que no tenían razón de ser, pero ahí estaban, empujándome al abismo mientras me forzaba por tomar su mano yendo tras Sebastián como un perro entrenado que solo sabe seguir a su dueño. Incluso me sentía como un títere que estaba siendo manejado tras bambalinas cuando era perfectamente consciente de mis actos y decisiones estúpidas.
—Soy un idiota —balbucee mientras regresaba al set, comenzando a morder mi labio inferior con insistencia, ideando cientos de planes para librarme de mis arrebatos emocionales.
Lo peor de todo es que aún tenía bastante trabajo. Simplemente me había escapado una hora para poder verlo y era seguro que Undertaker me empezaría a fastidiar, preguntándome a donde me fui con tanta prisa mientras me dedicaba una de esas sonrisillas molestas que me dan escalofríos. Lo peor de todo es que no puedo evitarlo y fingir demencia, puesto que es mi molesto fotógrafo y lo quiera o no, debo soportarlo.
—Pequeño Ciel~
—Te he dicho que no me llames así.
—Jo, pero si tienes carácter —sonrió con malicia, cubriéndose la boca con las largas mangas de su suéter—. ¿Y cómo te fue en tu cita?
—¿De qué rayos hablas?
—Luces radiante desde que llegaste y no has dejado de suspirar como adolescente enamorada. ¿Y bien, cual es el nombre de tu brillante caballero de armadura negra?
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Sebastián
FanfictionSe había enamorado de un hombre comprometido que le hizo revivir su oscuro pasado, pero al final, Ciel resulto ser un infierno dentro de su paraíso... Sebastián x Ciel