Su mañana comenzó de la mejor manera. Luego de la llamada con su mejor amiga y su madre logró descansar mejor que todos los días. De cierta forma parte de su corazón ingresó en un estado de tranquilidad cuando por fin pudo ver su rostro sonriente, de inmediato comprendió que llamarla fue la mejor decisión del día. Entre risas y bromas que era imposible no disfrutarlas charlaron por dos horas, sin detenerse, descansando en la idea de verla tan feliz.
Al principio creyó que preguntaría el motivo de su desaparición; en lugar de ello, la adorable mujer que tanto amaba expresó con alegría y lágrimas lo feliz que estaba de verla y escucharla luego de tanto tiempo. Indagó sobre cómo iba su verano, preguntó por su padre, hermanos, también recibió un regaño por no enviarle la receta del pastel que Morgan le prometió compartirle y, por supuesto, también le llegó el chisme sobre el chico guapo que la acompañaba por las tardes. No tenía opción, así que le habló un poco de él haciendo énfasis en que solo eran amigos.
Evidentemente Claudia no le creyó, su mejor amiga tampoco.
Luego preguntó por su salud, le mencionó que los tratamientos eran caros y que su padre fue quién le ayudó a ingresar en el mejor hospital, así que, con una sonrisa, le prometió que no tenía nada de qué preocuparse.
—Quita esa mirada, estoy en buenas manos — le dijo sonriente.
—Estoy feliz de saberlo — sonrió obligándose a contener sus lágrimas.
—No tienes de qué preocuparte, cariño, de verdad estoy bien, estoy más feliz que nunca — oh, aunque no creía aquella parte en donde aseguraba estar bien, su corazón descansó por escuchar la energía en su voz.
—Claro que sí — su mejor amiga apareció en la pantalla con una galleta en la boca — ya conoces el dicho: hierva mala nunca muere — las risas no faltaron y Claudia aceptó con elegancia que su hija tenía razón.
Por la mañana preparó el desayuno para su familia quienes se mostraron sorprendidos por su energía matutina. Desayunaron en familia, organizaron el horario de las sesiones fotográficas que Morgan quería para adornar la pared con las fotos y se despidió una vez terminaron para encontrarse con Matthew quien la esperaba revisando su celular, anunciando que su abuela saldría muy pronto del hospital luego de recibir un gran regaño de su padre, su nieto y su médico de cabecera.
Justo cuando creyó que nadie podría disminuir la felicidad que corría por sus venas, visualizó al pervertido que había tocado su trasero. Sonreía tranquilamente, coqueteaba como elegancia sin descubrir que asechaba su espalda, ignorando la indignación que corría por sus venas, esa misma que la llevaría a acercarse y halarle el cabello sin vergüenza.
—Oh, es él, ¿qué quieres hacer? — cuestionó Matthew, esperando una orden de su parte.
—¿Él es el que te tocó el culo? — asintió a su hermano a modo de respuesta — ¿Nos acercamos en son de paz o prefieres que...?
—¿En son de paz? — en realidad, no estaba dispuesta a dialogar, quería regresarle su pervertido actuar con un golpe porque se lo merecía — No estoy dispuesta a llevar esto en son de paz, me mintió, me dijo que no fue él, no planeo pasar por alto su atrevimiento. Es un malnacido que merece más que un golpe en los testículos.
—Bien, adelante, me encantaría verte en acción — mencionó Matthew sonriente, atento a lo que haría — Supongo que no necesitas ayuda, lo tomarás distraído. Así que, por tu trasero, nombre de chico.
—Espera, es mejor que... — no dejó terminar a su hermano.
Caminó en dirección a él sin detenerse, sin dudar un poco de lo que estaba a punto de hacer. Cuando estuvo detrás de su figura vibrante llevó la mano a su cabello y tiró de este recibiendo un alarido de su parte. Se mostró tan sorprendido cuando la observo que intentó hablar, incluso intentó deshacerse de su fuerte agarre; sin embargo, al momento de querer entablar una conversación adecuada su mano impacto su rostro, recibiendo una bofetada de su parte.
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|Deseos a la luna| BORRADOR
RomanceHuir no es la respuesta a nada, pero esta vez fue su respuesta a todo. Conocer su sonrisa en medio de una oleada de problemas, un fracasado escape y un deseo, fue parte de la solución. Porque, al final del día, encontrarse a sí misma fue su principa...