4. Pequeña deuda

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Despertar a las dos de la mañana porque dos pequeños abrían la puerta de su habitación argumentando que su madre hacía mucho ruido al dormir y que no podían dormir, comenzaba a volverse una costumbre. Los gemelos arrastraban sus cobijas, trepaban a la cama y dejaban caer sus cuerpos uno a cada lado del suyo. A partir de allí descansar sería todo un reto. A pesar de tener una cama grande los niños se negaban a tomar el espacio para dormir cómodamente, en su lugar, se acurrucaban a su lado robándole la tranquilidad de su sueño hasta desvanecerlo.

Aún somnoliento peinó su cabello hacia atrás chocando su codo con la pierna de su hermano. Suspiró pasando las manos por su cara. El pie del pequeño que estaba justo al lado de su mejilla se movió y el su hermano murmuró entredormido. Con cuidado buscó salir de la cama sin despertarlos, lo cual era todo un reto porque uno de los brazos de su hermano que rodeaba su torso, también apretaba su camiseta sin desear soltarlo, y cuando por fin lo logró, su rostro casi acaricia el piso frío.

Una vez en libertad revisó el celular.

5:00 am.

Suspiró acariciando su cuello.

Había un mensaje de Anna y con ello, una foto de ella en la playa.

"¿Cómo van las cosas? Decidí tomarme un descanso. Creo que necesito recargar mi valentía para poder enfrentarlo".

—¿Mati? — se giró al escuchar la voz de uno de sus hermanos. Dejó el celular a un lado y se acercó al niño que frotaba sus ojos.

—No te preocupes, aún es muy temprano — acarició su cabello, con cuidado ubicó su mano en su hombro indicándole que descansara su cuerpo en la cama — Sigue durmiendo.

—¿Te vas?

—Correré un rato, no me demoro, ¿sí? — su hermano asintió.

—¿Waffles de desayuno? — pidió el niño acurrucándose en la cama.

—Claro que sí.

Espero a que su hermano se durmiera y caminó a pasos lentos hacia el cuarto de baño. Quince minutos después ya se había duchado y estaba más que despierto para comenzar con su rutina, así que salió de la casa sin hacer ruido no sin antes dejarle una nota a su madre recordándole que iría a correr como todos los días. Asimismo, le recordó que se encargaría del desayuno de los gemelos como lo habían acordado hace unas semanas.

Mientras caminaba para calentar un poco escogió la playlist que había creado en Spotify, la lista consistía en una serie de instrumentales y canciones que nombró como "serenidad" y la cual catalogó como el refugio perfecto para un alma atrapada en sus pensamientos. Más allá de sentirse cansado y de sobre pensar sus decisiones por las noches, aquella lista le ayudaría a gozar de la caminata que apenas comenzaba.

El sol apenas salía y el paisaje era más que perfecto. Acompañado de la maravillosa melodía comenzó con su rutina hasta reconocer que era necesario detenerse para descansar. Una vez sentado en la orilla de la playa, acompañado de la melodía del mar, dejó caer su cuerpo por completo para admirar un poco más el cálido cielo que lo abrazaba.

Justo allí su celular vibró en su bolsillo, era un mensaje de Anna y en ese instante recordó que no había respondido a su mensaje anterior.

"Estoy ebria y no puedo dormir, no puedo dejar de pensar".

De inmediato respondió.

"Dime que estás en casa..."

"No, estoy en la playa". Frunció el ceño ante su respuesta. "O eso creo, es una especie de pequeño parque cerca de la playa. He perdido las llaves y el dinero".

|Deseos a la luna| BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora