7. Inquietante

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La imagen que admiraban sus ojos en ese instante era simplemente maravillosa:

Sus hermanos, su padre y madrastra jugando juntos a construir castillos de arena. Dos equipos, un solo ganador que ella tendría que elegir.

Sonrió.

Qué fortuna era al tenerlos.

Jamás lo había dicho en voz alta, pero sentir gratitud hacia sus hermanastros y la mujer que luego se unió a su vida era tan solo un pequeño porcentaje del amor tan grande que sentía por ellos. A decir verdad, estar con ellos era todo lo que necesitaba. Tenía una familia, un padre siempre presente y amoroso, una madrastra que siempre le demostró su amor con deliciosas comidas, abrazos y llamadas que tenían como objetivo saber cómo se encontraba, y dos hermanos que amaba a pesar de no haber compartido con ellos desde el inicio. Dos hermosos chicos siempre atentos a saber cómo la estaba pasando cuando estaban alejados.

Una familia.

Se sentía completa cuando los tenía a su lado.

Se siente tan bien verlos sonreír; sin embargo, ¿por qué aún sentía que faltaba algo? ¿por qué no podía conformarse con las personas que tenía a su lado? ¿por qué su partida aún dolía tanto? Había pasado un tiempo, el dolor parecía haber desaparecido. Algunos días la recordaba con una gran sonrisa, otros días las lágrimas aparecían, pero ¿por qué ahora todo parecía volver? ¿por qué solo sentía tristeza al recordarla hasta sentir un gran dolor en su pecho?

—¿Todo bien? — la calidez en la voz de su hermano mayor trajo sus pensamientos a tierra; con sonrisa Aiden se dejó caer en el regazo de su hermana sonriendo.

—Sí, todo está bien — le sonrió acariciando su cabello lleno de tierra.

Aiden descansó en su regazo por unos minutos, con los ojos cerrados tarareó una canción mientras veía correr a Nicholas por la orilla de la playa, seguido de su padre y Morgan quién lo sostuvo con facilidad para luego casi lanzarlo a su padre. Este lo atrapó con tanta habilidad que el cuerpo de su hermano daba la impresión de ser una pluma.

—¿Nos damos un chapuzón?

—¿No deberías estar haciendo el castillo de arena? — le recordó la competencia que había iniciado.

—Nos dimos por vencidos, Frank y yo aceptamos que no ganaríamos contra mamá. — ante su respuesta dejó escapar una pequeña risa — ¿entonces? ¿vienes?

Antes de que pudiera darle una respuesta a su hermano ya se encontraba aferrada a su torso con sus piernas y a su cuello con sus brazos para evitar caer. Aiden la sujetaba fuertemente sin dejar de escuchar sus quejas al ver que se estaban adentrando más y más. Piper no dudó en aferrarse mientras avanzaban, el que miedo corría por su cuerpo por el simple hecho de ir más allá de donde el agua tapa sus rodillas le impedía disfrutar.

Amaba la playa y sentir el agua acariciar su piel, pero amaba mucho más disfrutarlo desde un punto prudente, no como su hermano quién le encantaba escabullirse, obligándola a ir con ella.

—Piper, me estás ahorcando — soltó una pequeña risa nerviosa. En cuando ambos se sumergieron por decisión de su hermano no pudo evitar apretarlo mucho más para sostenerse. Jadeó una vez apreció que podía respirar con tranquilidad — Si sigues haciendo esto moriremos los dos, ¿eso quieres?

—Deja de decir estupideces — murmuró por lo bajo, observando todo a su alrededor.

Había mucha agua, por supuesto, y chicos adentrándose entre risas.

|Deseos a la luna| BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora