17. El primer paso

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El estrés que generaba la tensión entre sus pensamientos y sus acciones estaba a punto de acabar con su cordura. No estaba pensando con claridad, desconocía lo que realmente quería y a lo que en realidad temía, así como la razón principal de querer huir cuando algo amenazaba su tranquilidad.

Tal vez debía detenerse, quizás solo estaba pensando mucho las cosas, a lo mejor solo debía ignorar la situación y seguir como si jamás hubiese sucedido ese enfrentamiento que se adueñó de sus reflexiones nocturnas. En realidad, lo mejor era olvidar como sus labios estuvieron a punto de acariciar los suyos, prometiéndole sellarlos con un beso que tanto deseaba. Carajo, lo que debía hacer era olvidar sus palabras, así como su evidente desesperación por obtener una respuesta; sin embargo, no podía apartar de su mente el deseo vivo de conseguir más de él, más de lo que ya había saboreado, tanto hasta jamás saciarse.

Se detuvo en medio de su habitación escuchando aquella voz en su cabeza que le incitaba a buscar una y otra vez hasta dar con él. Se negaba a aceptar que había perdido el collar que él le obsequió aquella noche, ese mismo que desde el primer día permaneció en su cuello sin excepción.

Analizó los posibles lugares en donde podría estar. El primer lugar que venía a su mente era su habitación, estuvieron en ella por un tiempo antes del incidente. Su segunda opción era cualquier lugar de aquella casa, así como cualquier lugar de la playa que decidió recorrer a modo de escape luego de la deliciosa cena que Peter le brindó.

—No puede ser, realmente lo perdí — cubrió su rostro con sus manos, luego suspiró, ¿cómo iba a decirle que perdió el collar? En primer lugar, no deseaba mentirle, tampoco esperaba que él creyera que no era importante el collar. En realidad, la pregunta importante en ese momento era ¿por qué le importaba tanto?

Era solo un collar, podría reemplazarlo dirigiéndose al lugar para comprar otro o simplemente decir que lo extravió en medio de un descuido. No tenía que darle tanta importancia, pero lo hacía. Tampoco comprendía la idea de verlo una vez más luego de su pequeño incidente el cual no deseaba recodar. Lo único importante en ese momento era el collar, así como encontrar la manera perfecta de esquivarlo contando con la desventaja de que ya conocía a su familia y tenía su número al cual se aseguró de llamar e incluso escribir con la intención de resolver lo que estuvo a punto de suceder entre ambos.

Lo evitaría a toda costa mientras encontraba la forma de no enloquecer ante sus pensamientos, aún así, creía que lo encontraría en cualquier lugar si decidía dar un paseo.

—Me surge una duda y no es que quiera ser metiche, tampoco me encanta el chisme... — giró el rostro para observarlo. Fue tan evidente la molestia en su rostro que su hermano se sorprendió, incluso así decidió continuar y sabía lo que estaba a punto de preguntar — en realidad, sí me encanta el chisme, ¿a quién no?

—Estoy ocupada, hablemos luego — pidió pasando por su lado.

—Bien, seré directo: ¿por qué lo estás evitando? — por supuesto que tenía razón, sabía que lo haría, lo que también tenía claro era que no respondería — ¿Piper?

—No es el momento y estoy muy ocupada, Aiden.

—¿Realmente lo harás? — había sorpresa en su voz, también sabía que no dejaría el tema hasta encontrar una respuesta — ¿Piper?

—No es el momento — repitió sin dejar de buscar entre sus cosas. Lo único importante en ese momento era encontrar el collar — Cierra la puerta cuando salgas.

—¿Por qué lo haces? ¿qué te impide...? — y por supuesto que insistiría.

—¿Podrías simplemente dejarlo? — expresó atreviéndose a mirarlo — Entre Matthew y yo no existe nada, deja de molestarme con la idea, ¿quieres?

|Deseos a la luna| BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora