27 de Febrero

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Febrero del año 2013. Alejandra despertó luego de haber dormido solo 5 horas después de quedarse toda la noche pensado en lo que vendría al día siguiente. Ella sabía que sería algo difícil. Extrañaba lo que conocía, su colegio antiguo, sus compañeras, sus profesores, todo. Sin embargo pensó que la decisión había sido la correcta. En su antigua casa de estudios no se sentía cómoda, solo sentía que junto a su hermana podía compartir sus gustos, sus secretos y sus penas, pero sabía que finalmente después de haber estudiado 10 años allí, jamás había logrado adaptarse. Siempre tuvo la esperanza de que llegase aquella amiga a quien pudiera confiarle sus gustos y sus secretos , no obstante, nunca llegó.

  —Alejandra—  le dijo su hermana Alexandra—. Hay que levantarse, ya son las 6:30.

Alejandra sin muchas ganas salió de su cama y pasó directamente al baño. Se miró en el espejo y pensó que desde ese día comenzaría una vida completamente nueva. Esperaba con muchas ansias el conocer a los que serían sus compañeros y compañeras nuevas. 

  — ¡Alejandra, necesito ocupar el baño, apúrate por favor!— le dijo su hermana quien ya comenzaba a perder la paciencia.

Después de salir de la casa a las 7:15, los padres de ambas las acompañaron hasta el patio central del colegio, donde se encontraban diversos estudiantes, algunos que claramente demostraban ser nuevos allí y otros a los que con solo mirarles el rostro revelaban que pertenecían a ese colegio desde que comenzaron la etapa escolar.

  —Niñas, les deseo lo mejor a ambas. sin ponerse nerviosas y a prestar harta atención en clases.—les dijo la madre a ambas.

  —Mamá, nos irá bien.No te preocupes— le respondió Alexandra a su madre.

Su padre les dio un abrazo a cada una y luego en compañía de su madre, caminaron hacia la entrada del colegio, desde donde se despidieron con la palma de la mano.

Alejandra miró a su alrededor intentando buscar a la profesora que las guiaría hasta su nueva sala de clases, sin embargo, no vio a nadie. Luego de algunos minutos después de que sonara el timbre, la profesora se aproximó hasta donde se encontraban los alumnos de su curso, quienes serían compañeros de Ale y Alexa.

  —Buenos días señoritas—les dijo la profesora—. Espero que les guste el colegio.

Como ambas no supieron que decir, solo se limitaron a sonreírle simultáneamente.

Después de subir al tercer piso del establecimiento, los alumnos entraron a la sala y tomaron sus respectivos puestos. Alejandra y Alexa decidieron sentarse al fondo donde nadie las pudiese observar demasiado por el hecho de ser nuevas e idénticas. Alejandra tomó el lado de la ventana mientras que Alexandra decidió por el que daba hacia sala. Cuando ésta al fin logró acomodar la mochila, notó que un compañero más adelante la observaba de una manera muy particular. La miraba fijamente, con curiosidad y sin vergüenza, como si nada le importara. Fue entonces cuando ella comenzó a sentirse incómoda y desvió la mirada. Observó a todos a su alrededor y sintió comodidad estando allí. A pesar de no querer parecer interesada, admitió para sí misma que aquel niño que la había estado observando dentro de la sala le había resultado un poquito atractivo.

Crónica de una mujer enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora