1 de Octubre

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Cuatro meses pasaron desde que Ignacio optó por cortar la relación que tenía con Alejandra. Ésta, por su parte, había intentado olvidarlo de todas formas. Salía con sus amigas, intentó conocer más personas a través de las redes sociales, intentó concentrarse más en los estudios, pero él seguía ahí. Tenía que verlo todos los días (solo no lo veía los días en que él o ella faltaban al colegio) y eso casi nunca pasaba. Debía soportar cómo a él no parecía importarle pasearse con amigas de su curso de la mano frente a ella, como sus amigas se sentaban arriba de él dentro de la sala mientras este veía cómo Alejandra observaba el acto. Estaba aburrida. Sentía lástima por ella misma y pena. Deseaba con todas sus fuerzas olvidarlo, no sabía cómo había llegado a ese punto. Ni siquiera había alcanzado a conocerlo tanto como para sufrir de esa manera. Sin embargo, algo sabía, sabía que él le gustaba y mucho. Además, tenía la certeza de algo. o al menos creía estar en lo correcto. Sentía que de alguna forma Ignacio pasaba pendiente de ella en el colegio y aunque jamás le hablara allí dentro, tenía la mínima esperanza de que volviera con ella alguna vez.

— Ale, ¿estás bien?, estás un poco extraña— le dijo Alex.

—No, estoy bien, no te preocupes. Solo estaba pensando.

—¿Qué fue lo que le pasó a tu hermana?—preguntó Valentina preocupada.

—Al parecer le dio gripe, así que no sé cuándo vendrá de nuevo al colegio.

Pudieron salir de la primera clase que tenían. Alejandra estaba un poco nerviosa, ya que posiblemente ese día entregarían los resultados de las pruebas de matemática y ella sabía que no le había ido nada bien. Fue hasta el baño y se miró en el espejo por unos segundos ''¿qué te pasa Ale? Ésta no eres tú'' pensó para sí, ''ese niño ha sido malo contigo y jugó contigo, no seas boba, olvídate de él, de seguro hay mejores''. miró hacia la puerta pero no vio a nadie. Luego, miró hacia el espejo y notó que una lágrima le caía por la mejilla. ''no seas estúpida, ni siquiera lo conoces bien'' pensó. Se lavó la cara rápidamente para que nadie notara sus ojos llorosos y salió del baño para entrar a clases.

La profesora de matemáticas llegó y les anunció que tenía los resultados de las pruebas. Todos estaban ansiosos por saber sus notas. Del grupo de amigas, Valentina era la que mejor notas tenía en matemática, luego le seguían Alexandra y luego Alex. Recién al final estaba Alejandra. La profesora comenzó a llamar por orden de lista y Alejandra se puso nerviosa en seguida. Cuando escuchó su nombre, se levantó del asiento y fue en busca de su prueba. miró la nota y se dio cuenta de que le había ido muy mal. un 3.0, un maldito 3.0, sintió vergüenza. 

El segundo recreó llegó y luego la hora de almuerzo. Todo estaba tranquilo y por el momento, no se había encontrado con el innombrable, esperaba no hacerlo tampoco, ya que sabía que se pondría nerviosa y quería ver si de algún modo él la buscaba dentro del establecimiento.

Cuando salieron al recreo de la tarde, se sentaron fuera del casino y hablaron de banalidades. De las exquisiteces que tenían ganas de comer, de algunos niños guapos del colegio, etc. Cuando ya estaba por terminar el recreo, Alex les habló a ambas.

— Creo que ya van a ser las 15:30, es mejor que vayamos subiendo.

—Tienes razón— dijo Valentina.

—¡quisiera tanto quedarme afuera!— exclamó Ale.

Las tres se levantaron al mismo tiempo, caminaron y cuando ya estaban por subir las escaleras, Alejandra les dijo a ambas que iría al baño para arreglarse el pelo, Alex le dijo que ella la esperaría. Entonces en menos de 5 minutos, salió Alejandra y avanzó en compañía de Alex. Mientras ambas subían las escaleras, Alex miró por los espacios entre cada peldaño y notó que Ignacio salía de la sala rápidamente y miraba hacia todos lados, donde luego de observar, ubicó el lugar en el que se encontraba Alejandra... subiendo las escaleras. Alex lo siguió observando y luego le dijo a su amiga.

—Amiga, el innombrable te estaba buscando y te ha encontrado subiendo la escalera. Parece un psicópata y además no lo está haciendo muy piola.

—Estás loca, Alex — respondió Alejandra un poco molesta.

— En serio, mira, está ahí.

Alejandra se devolvió y observó a través del espacio entre cada peldaño que efectivamente Ignacio estaba ahí e incluso la estaba mirando y acababa de sonreír. Alejandra subió hasta llegar al tercer piso y se dijo a sí misma ''ese tipo está loco''.

Cuando ya era la hora de salida, Wilson y Montserrat se ofrecieron a acompañar a Alejandra para que tomase locomoción. Alejandra aceptó, así que los tres caminaron juntos y esperaron en la esquina cerca del colegio donde la mayoría de los estudiantes tomaba la micro, aunque en ese momento no había nadie. Pasaron alrededor de 20 minutos cuando desde la calle que daba al colegio, Alejandra notó que un joven muy parecido al innombrable iba montando una bicicleta y en compañía de lo que parecía ser una compañera. Al acercarse más lo pudo confirmar, era él. Cuando se acercaron, Ignacio le dirigió una mirada rápida y luego siguió con su acompañante con normalidad y entre risas, Alejandra también lo miró pero con pena. Con cara de no sabes el daño que me has hecho.

— Ale, ¿esa no es la micro que te sirve?— le preguntó Montse.

— No Montse, la que me sirve es una verde y dice el llano/la cantera

— Vives un poco lejos — agregó Wilson.

— La verdad es que sí jaja.

Alejandra se olvidó por un momento de lo que había sucedido hace un momento. Pero todo volvió a resfrescarsele cuando notó que ahora el innombrable y su compañera venían de vuelta y al parecer se dirigían al colegio. Alejandra mantuvo la frente en alto e Ignacio también a medida que se acercaba. Los dos se miraron por lo que pareció una eternidad. Para Alejandra, todo transcurrió en cámara lenta y el verlo no hacía más que confirmarle lo que sentía por él. Se dio cuenta que tenía celos. Que deseaba haber sido aquella compañera para estar con él y pasar buenos momentos, pero no se dio. Ella lo intentó y él no se quiso arriesgar. Lo odiaba por no haberla dejado estar con él, pero también lo quería porque había sido feliz y los momentos alegres eran difíciles de borrar.

Crónica de una mujer enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora