Rassvet

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-Agradecer ¿no es así?- soltó el rubio colocando el mango del pincel cerca de sus labios con una expresión ceñuda -¡No lo entiendo!- dijo al mismo tiempo que daba un manotazo a la mesa haciendo que el botecito de tinta se derramara sobre la mesa, manchando parte de esta y de los papeles que se encontraban dispersos por su superficie.


- Claramente no- contesto Otabek colocándose de pie y dejando el libro que tenía entre sus manos de lado – ese kanji no significa agradecer, no estas ni cerca ...mira este es...-



-¡No me refiero a eso Otabek! – dijo Yurio dando un chasquido con su lengua mientras un ligero rubor se mostraba en su rostro al ser sorprendido en medio de sus pensamientos, no es que no confiara en el moreno, al contrario, desde aquella noche en el que el joven lo había salvado de un grupo de imbéciles que habían querido golpearlo por no dejarse quitar el dinero, confiaba plenamente en él al borde de pedirle a su abuelo empleo para su nuevo amigo, desde ese momento estaban casi siempre juntos, sin embargo pedir ayuda y consejos aun no era propios del ruso y más aún que en este momento ni siquiera sabía por qué se encontraba molesto.



-Entonces ¿Qué es? Haz estado distraído toda la mañana y no has avanzado ni siquiera un párrafo del libro, si sigues así Lilia, Yakov...inclusive el sr. Yuuri estarán decepcionados de ti- dijo tratando de limpiar las manchas de tinta de la mesa – espera... ¿es eso? ¿Se trata del señor Yuri? -



-¿Qué? ¿Por qué se tendría que tratar del cerdo?- dijo tratando de parecer casi indignado por la pregunta del kazajo.



-Ya te dije que no me llames así -contesto esta vez Yuuri desde la puerta y con el ceño levemente fruncido aunque suavizando su expresión al ver la mirada sorprendida del menor – No deberías causarle problemas a Otabek ¿sabes?- tomando una hoja de papel de la mesa y dándole un vistazo – es una lástima, con un poco más de practica y tu caligrafía sería bastante linda, ahora ¿Qué se trata de mí? -



-Odio que entres a la habitación sin tocar, y nada se trata de ti, tire la tinta por accidente y sabía que vendrías a molestarme por las manchas- ayudando rápidamente a su amigo a limpiar los rastros de color negro con un pañuelo



-Ya veo, solo vine a decirte que iré al mercado por los ingredientes para la cena ¿necesitan algo?-dijo el japonés colocando su mano suave sobre la cabeza de Yurio de modo cariñoso



- No necesito que hagas nada por mí –apartando de manera brusca su mano como siempre lo hacía cuando Yuuri intentaba hacerle un mimo con alguien presente – puedo ir a traer yo mismo mis cosas...voy contigo-



-¿De verdad? Pero pensé que aun continuabas con tu lección – dijo Yuri sorprendido por la petición del joven – si sigues saltándote lecciones no aprenderás a leer japonés y será difícil si estarás aquí más tiempo...-



- Cuando la lluvia cae suavemente sobre las hojas de los helechos y el viento de invierno se esconde en el bosque de bambú; o cuando el traquetear de los insectos despierta de pronto al maestro zen dejándolo en una noche íntima, sólo para él y el humilde crisantemo. En la forma de sus pétalos se encierra el significado de la vida. Allí puede continuar el "sermón de la flor".-

Entre CerezosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora