Entre Cerezos

Seijaku

-Idiota – se dijo Yuuri a si mismo mientras caminaba hacia lo okiya, se odiaba a por haber actuado de esa manera en frente de Víctor, ¿Qué no había esperado ese momento todos esos años? Hace tan solo unos segundos había ido al templo para orar , deseando volver a verlo, cruzarse en su camino aunque fuera solo una vez más y lo había arruinado de la manera mas patética, sin embargo, reflexionando poco después, aun cuando hubiera podido salir de sus labios una frase completa ¿Qué es lo que le diría? "Hola Víctor, soy yo, ¿me recuerdas? El niño al que le compraste un raspado cuando lo encontraste llorando en el puente", ¡imposible!, porque en el mejor de los casos en que lo recordara, estaba seguro que para el ruso había sido insignificante ese encuentro, un gesto de amabilidad provocado por un momento de aburrimiento y ocio, un capricho de niño. Yuuri le debía a ese momento todo, pero para Víctor quizás era nada. Así que cabizbajo entro en la casa en silencio para caminar a su habitación, incluso con la canasta llena de la comida, dejándola de manera descuidada en el suelo y escondiendo su rostro en su futón, aunque incorporándose tiempo después al sentir algo frió y húmedo en su cuello.

-Si no te apresuras me voy a comer tu raspado, cerdito- comento Yurio extendiendo la golosina al pelinegro - ¿Por qué te fuiste de esa manera?-

-Bueno, te encontraste a un viejo amigo, supuse que querías hablar con él y no quise interrumpirte- tomando el raspado y tomando un bocado casi con un puchero infantil.

-Creo que deje más que claro que no quería hacerlo, además no es la primera vez que Víctor viene aquí, su familia tiene una fábrica de textiles en esta zona,así que si quisiera hablar con él, siempre puedo tener otra oportunidad después - dijo el joven rubio examinando al japones, que al parecer quería con desesperación evadir el tema- un ruso de ojos azules y cabello plata, aquí en japón destaca como un elefante en medio de una habitación ¿no te parece?, vives aquí desde niño ¿verdad? ¿Nunca te tropezaste con él antes?-

-No lo creo, lo recordaría...- dijo Yuuri más nervioso de lo que hubiera querido parecer – además tampoco es que tuviéramos razones para hablar, si ese fuera el caso-

- Si, supongo que sí – levantándose de la silla haciendo un sonido con su boca que dejaba más que claro que estaba fastidiado.

- ¿Quieres ayudarme con la cena? Dos pares de manos siempre son mejor que una – propuso al ver la canasta llena de comida en su habitación, y como un gesto de reconciliación con el otro.

-No, tengo algo más que hacer, llámame cuando la cena este lista - finalizo el rubio dándole la espalda y caminando hacia su habitación donde Otabek lo esperaba.

-Yuri, ¿Qué tal las compras en el pueblo? ¿Qué hay de cenar?- acomodando un par de prendas en una gaveta y girando su rostro al notar al menor en silencio - ¿Paso algo de lo que deba enterarme?-

-Otabek, necesito pedirte un favor, solo entre tú y yo ¿de acuerdo?- cerrando la puerta de la habitación y comenzando a susurrar.