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JungKook siente que el silencio lo va a asfixiar.

Desde que subió al auto con su padre ninguno a dicho ni una sola palabra, el menor parece al borde del colapso mientras tanto el señor Jeon sólo se dedica a observar la carretera con gesto inmutable. Intenta mirar por la ventana y distraerse de ese —muy notorio— incómodo silencio, o al menos así lo siente él porque su padre parece la persona más tranquila tras el volante. Y es que no puede dejar de pensar que es muy extraño, es decir, él sabe muy bien como es el hombre —sumamente callado y reservado— pero es que se sentía extraño justo ahora. No es que lo odiara ni nada parecido, porque es su padre al fin y al cabo, había convivido con él toda su vida.

Es sólo que no estaba acostumbrado a tanto silencio, tampoco es como si se considerara la persona más platicadora del mundo o el más hablador, pero ese silencio definitivamente no le agrada.

Por lo que no le queda de otra más que aguantarse y apenas su padre estaciona frente a la universidad, rápidamente se quita el cinturón de seguridad, murmura un <gracias> qué sonó más a <qué alivio, llegamos> y se baja del auto, dejando a un hombre suspirando sin saber qué hacer.

Camina rápidamente sin ver atrás y ni siquiera se fija en la entrada para tratar de localizar a sus amigos —porque además había llegado con el tiempo completo— él simplemente entra al lugar y se dirige directamente a su clase.

Temía que su padre pensara que era un descortés, o peor aún, que lo odiaba. Pero no podía evitar tratar de alejarse de la incomodidad y eso es algo malo para ambos porque no deberían ser así. Seguramente con su madre habría tenido que hablar hasta de lo que no quería, definitivamente eran muy diferentes.

Y si quería que las cosas con su padre fueran así, espontáneas y sin ningún gramo de incomodidad, tendría que esforzarse y poner de su parte.

Antes de entrar a su clase la campana suena y él apresura el paso al ver que los pasillos poco a poco se vacían, cuando justo está por entrar un gran brazo se envuelve en su cintura y es jalado con fuerza hacia atrás.

Su espalda choca contra un fuerte pecho y por el olor sabe perfectamente a quién pertenece. Voltea su cuerpo, aún con las manos de él en su cintura, y le da la cara.

— TaeHyung. — no puede evitar que su corazón lata con fuerza y que las piernas le tiemblen y se siente tan tonto porque después de pasar tanto tiempo con él aún se sentía como la primera vez.

Kim le sonríe brillantemente, su sonrisa geométrica le entra a JungKook por cada poro de su cuerpo y se siente desfallecer por lo guapo que es. Trae el cabello un poco revuelto y sus ojos azules no hacen más que destellar, en serio es una obra de arte.

— Hey. — saluda.

Jeon parece salir de su trance por lo que sacude la cabeza con fuerza, tratando de alejar el furioso rubor en sus mejillas, y se aleja del cuerpo de Kim.

— Voy tarde a clase. — el menor intenta escapar pero TaeHyung vuelve a tomarlo de la cintura y lo pone de espaldas a la pared. Lo mantiene ahí, JungKook lo mira sin saber que hacer.

— Quiero mi beso. — Jeon casi se atraganta con su saliva, ¿desde cuándo TaeHyung se había vuelto tan osado?

— Tae... Aquí no podemos. — Kim se acerca más y JungKook lo toma de la camisa para frenarlo, sus manos se convierten en puños sobre la tela y el más alto sólo ríe.

— Claro que sí podemos. — acaricia con sus manos la cintura del maknae y este cierra los ojos un momento.

— No, Tae en serio, voy tarde. — cuando los abre lo mira directo a los ojos y Dios, casi se pierde en ellos. Son tan hermosos.

ALIEN [VKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora