El silencio inundó el lugar, nadie hablaba; Carolina estaba con los brazos cruzados y los miraba a ambos esperando respuestas.
—yo lo dejo solos—hablo Ruggero parándose—esto es algo que debes hablar vos con ella, ya sabes cuál es mí opinión y que pase lo que pase no te voy a dejar
Agustín solo lo miro irse, sabía que en el fondo su amigo tenía razón.
—¿De que habla Rugge?—Caro
se sentó al lado de Agustín
—voy a dejar que mí corazón hable—Agustín apoyo su mano en el rostro de Carolina—hay algo que no me deja en paz,es
un sentimiento que crece a diario y ya no sé cómo controlarlo
—Agus...—murmuro ella
—ya no es normal lo que vos provocas en mí—siguió hablando Agustín sin apartar la mano—yo no sé si vos sientas lo mismo que yo o si esto que voy a decir sea la causa por la que termine nuestra amistad pero yo no puedo más y es que la realidad es que me enamore de vos sin quererloCarolina se quedó inmóvil, no sabía que decir y es que a ella le pasaba lo mismo.
—yo también me enamoré de vos
cordobés—respondió finalmentePero la realidad era más
difícil, tenía que decirle lo de
su enfermedad pero no sabía cómo hacerlo.—Ruggero no hablaba solamente de eso recién, Caro—Agustín no despegaba su mirada de ella—yo estoy enfermo bonita,tengo cáncer y ya no me queda tiempo
Los ojos de Carolina se llenaron de lágrimas, no podía ser cierto.
[• • •]
Cinco meses después
CK.
Ya no importaba lo que hiciera no había forma de hacerlo sentir mejor; cinco largos meses habían concluido desde que me enteré lo de su enfermedad y cada día que pasaba solo me dedicaba a estar a su lado y hacer cualquier cosa para que el dolor sea más ameno. Su apariencia había desmejorado notablemente, piel pálida y una pérdida de peso importante y ni hablar de su cabellera negra que había desaparecido a causa de las agobiantes sesiones de quimioterapia; pero yo no me iba a rendir, seguiría hasta que todo esto terminará. Nadie sabía cuál iba a ser el resultado de esta batalla porque Agustín no se estaba dejando ganar pero a su vez la enfermedad avanzaba, ninguno de los dos daba tregua.
—a veces desearía poder salvarte mí amor—susurre sabiendo que él no me escuchaba a causa de que había caído en un profundo sueño como consecuencia de que las sesiones de quimioterapia lo dejaban agotado—quisiera poder hacer algo para que estés mejor, no voy a parar hasta que esto termine sin importar cuánto dure
Pero las horas pasaron y lo que yo creí un descanso termino siendo fatal; creí que esta vez
se había agotado más que las anteriores y por eso lo deje dormir. Cinco horas después, sobre las seis de la tarde entre
en desesperación y al ver que Agustín no reaccionaba llame a una ambulancia.—llegamos tarde—hablo uno
de los médicos—no tiene pulsoAgustín había fallecido, llore en silencio y espere a que Ruggero llegará. Los médicos dijeron que ni su cuerpo ni su mente soportaron más sufrimiento, que ahora estaba en paz. Me console pensando en que ya no sufriría más, en que ahora podía descansar tranquilo. Pero ni el tiempo lleno el vacío que Agustín dejo en mí alma, nunca quise a nadie como lo quise a él ni siquiera al hombre con que años después me casé. Entendí que nos enamoramos una sola vez en la vida y que la otras veces solo nos encariñamos; hoy puedo decir que Agustín Bernasconi fue mí gran amor, aquel que me marco para siempre.
«a mí mamá, a quien deceo
salvar todos los días, a quien tengo miedo de que esa maldita enfermedad con la que lucha a diario me la arrebate, a mí mamá que es una guerrera imparable y a todas esas personas que luchan por su vida a diario; solo pido que no se dejen vencer porque son increíblemente fuertes. A quién
lee esto y tiene alguien a quien conoce y está peleando contra alguna enfermedad terminal y también a los que perdieron contra esas malditas enfermedades y hoy no están entre nosotros, a todos ellos»