—¿Alguna vez pensaste en acabar con tu vida?—pregunto
el psiquiatra—¿O atentar contra contra ella señorita Kopelioff?Atente contra mí vida en más de una ocasión, verme en el espejo ayudaba a aumentar mis ganas de matarme; pero nunca tuve el valor de llegar hasta el final, de culminar el acto.
—si...—respondí finalmente—yo atente contra mí vida en más de una ocasión pero nunca tuve el valor de llegar hasta el final, de culminar el acto porque hasta para eso fui una cobarde
—no querías matarte—el doctor me miró—querías demostrarte a vos misma y a lo demás que eras fuerte,que soportadas todo y más
—¿Fuerte?—reí—soy débil doctor y eso todos lo saben
—pensalo así...—suspiro—vos fuiste valiente porque aceptaste que necesitabas ayuda y porque pudiste recorrer todo este...este camino de recuperación y darte cuenta de lo que vales como persona y que te dañabas
—le hice mucho daño a personas que quería—murmuré apenada
—pero ellos entendieron que no era tu culpa—hablo,lo que más me dolía era que por culpa mía Agustín sufrió—que estabas de alguna forma pudiendo ayudaLas sesiones con el psiquiatra empezaron hacer efecto en
mí varios meses después de iniciadas y a partir de eso me reducieron la medicación; me dieron una dieta estricta, que incluía las cuatro comidas y algunas colaciones, para aumentar de peso y llegar al adecuado. Pronto estaría fuera de la clínica y volvería hacer mí vida normal.[• • •]
Se sentía bien estar en mí casa, estar con la persona que amo y de alguna forma volver a vivir. Cada día que empezaba era una oportunidad para hacer las cosas bien, de demostrarle a Agustín y sobre todo a mí misma que esos meses internada no habían sido en vano; había conseguido un trabajo a medio tiempo como diseñadora de ropa en una marca relativamente nueva y que hacía poco tiempo que se había incursionado en el mundo de la moda. Mí relación con Agus había mejorado, se había vuelto más sólida y yo entendí que él me amaba y que a pesar de todos mis problemas me elige todo los días como su mujer, con la que quiere compartir su vida.
—¿Qué te muestra el espejo ahora?—pregunto Agustín sacandome de mis pensamientos, estaba atrás mío y cuando quise acordarme sentí sus grandes manos sobre mí cintura
Mire detenidamente aquel espejo que tanto mal me había hecho pero ya no mostraba odio ni ganas de cambiar aquello que reflejaba; me vi amada, me vi orgullosa de lo que era ahora y no desie ser nadie más.
—una mujer amada—respondí con una sonrisa—una mujer fuerte que aún tiene inseguridades pero que logra sobrellevarlas y
un hombre que la amo desde el principio insegura y tan frágilMe gire quedando frente a él, no dijimos nada por unos segundos hasta que corte el silencio.
—¿Y vos que te muestra mí
amor?—cuestione curiosaTardo unos segundos en responder hasta que finalmente lo hizo.
—una mujer con marcas de una batalla contra ella misma—tenía los ojos llenos de lágrimas—una batalla que ganó pero que le dejo algunas secuelas contra las que lucha diariamente y también veo un hombre que la va acompañar, cuidar y proteger hasta de ella misma porque la ama con locura y cada día que pasa lo hace más
Sentí caer las lágrimas por
mí mejilla, Agustín acortó
la distancia que había entre nosotros y finalmente me
beso.—te amo...—murmuro al separarnos—mí chiquita
valiente, te amo tanto
—te amo—respondí, apoye
mí mano en su mejilla y lo acaricie suavemente—creo que nunca te lo dije pero ahora voy hacerlo, gracias por salvarme
—yo no te salve—suspiro y me abrazó—estaba en tus manos salvarte o no mí chiquita, fue tu fuerza de voluntad lo que hizo
que hoy estés acá y con ganas de seguir adelante porque dependía de vos que el tratamiento diera resultado y hoy estés junto a mí
—si dependía de mí...—respondí aún entre sus brazos—pero estoy segura que sin vos no hubiera podido porque fue tu amor, el verte casi todos los días ahí esperando para verme un ratito, la ilusión en tus ojos cada vez que te decían que estaba de a poco progresando, tus ganas
de verme bien lo que me dio la fuerza para luchar y así poder recuperarme; nada hubiera sido posible si vos y tu amor tan incondicional ¿Sabes bonito?Él asintió con la cabeza y nos quedamos por unos minutos abrazados, en silencio; solo se oían los latidos de nuestros corazón, qué después de tantos meses estaban tranquilos.
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Y llegamos al final de esta pequeña historia. Mí mamá siempre dice que para amar a otra persona primero hay que empezar por amarse a uno mismo; es una de las tareas más difícil porque siempre estamos buscandonos defectos, siempre vemos lo malo y no nos damos cuenta de todo lo lindo que tenemos y lo mucho que valemos. Quieranse y valorense porque valen mucho; las quiero💗